«Tenemos la suerte de ser guardias civiles» refirió, orgulloso, el capitán de la compañía de Menorca, Carlos Ferrari, ayer en su alocución durante la recobrada celebración de la patrona del cuerpo, la Virgen del Pilar. Tras dos años de pandemia, guardias, autoridades y familiares se reunieron en una carpa en el patio del cuartel de la carretera de Sant Lluís, por temor a la lluvia, lo que deslució en parte el esperado evento que concluyó con la entonación del himno de la Benemérita.
El servicio a la sociedad insular fue reivindicado tanto por el oficial canario como por la directora insular de la Administración General del Estado, Isabel López Manchón, recordando su papel durante el tiempo del coronavirus y el confinamiento.
Ambos hicieron hincapié en el último servicio prestado hace unos días, que fue la localización de la persona mayor sana y salva que se había extraviado en un barranco de Es Migjorn Gran. Ferrari admitió que la función del guardia civil es difícil, incomprendida en ocasiones, pero fundamental siempre. Como novedad para los menorquines anunció que en breve el cuartel dispondrá del nuevo servicio de intervención de armas y explosivos lo que supondrá una mejora para todos los usuarios a la hora de pasar las inspecciones obligatorias.
Más Seprona
Isabel López Manchón puso de manifiesto la colaboración con el Consell que ha permitido habilitar seis pabellones para guardias y familias en el cuartel de Ciutadella, inutilizados hasta ahora por problemas de suministro eléctrico, gracias a la aportación económica de la institución insular. También recordó la partida que ha destinado el gobierno al mismo lugar para lograr su eficiencia energética.
La directora insular reveló que ha pedido al Ministerio del Interior que aumente la dotación del Seprona en la Isla para velar por su condición de Reserva de Biosfera, al tiempo que admitía las dificultades de los funcionarios para afincarse en Menorca debido a la doble insularidad.
Como es tradicional, a los parlamentos del capitán de la compañía y la directora insular le siguieron la condecoración a diez guardias y la ofrenda foral a los caídos del cuerpo benemérito. Ferrari tuvo unas palabras de agradecimiento a su compañero, el capitán Fernando García Casais, que cesó el martes en la compañía menorquina tras haber ascendido hace un año y completar doce meses más en comisión de servicios.