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Alfons Hotel de Ciutadella, herencia de seis décadas

La familia Coll Gener cede el testigo al frente del alojamiento de Ciutadella

Tras diversas actuaciones y remodelaciones, el hotel ha ganado metros hacia la calle. | Josep Bagur Gomila

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El Hotel Alfons III, el de mayor trayectoria de toda Ciutadella, acaba de cumplir su 67 aniversario. Una efeméride que ha venido acompañada de un cambio importante, con una nueva propiedad. Y es que la familia Coll Gener, que fundó y supo mantener e impulsar el establecimiento durante casi siete décadas, ha decidido poner fin a esta larga etapa vital y ceder el relevo a Joan López Oleo, empresario menorquín que ha adquirido el complejo y que apuesta seriamente por la continuidad y mejora del que fuera el primer hotel de Ciutadella.

Este nuevo periodo empieza con una modificación, aunque leve, en su denominación, pues recibe el nombre de Alfons Hotel. Es el modo de indicar un cambio, pero manteniendo el espíritu de sus fundadores, que apostaron por el nombre del histórico personaje.

Con mucha historia

Los inicios del Hotel Alfons III se remontan al 25 de mayo de 1955. Esa es la fecha en que abría sus puertas el que fuera el primer hotel en una Ciutadella eminentemente rural e industrial que, en pleno franquismo, recibía escasos visitantes. Sin embargo, y teniendo como únicos precedentes los ejemplos de la Fonda España o la Fonda Faner, Guillermo Coll Allés, animado por su hermano Damià, tuvo la visión de impulsar la creación de un hotel. «Y el tiempo le ha dado la razón», destaca en vista de los resultados José Coll, quien fuera director del establecimiento.

Fachada de 1955. Esa era la arquitectura inicial del establecimiento que pusieron en marcha Guillermo Coll y Margarita Gener.

Carlos Coll Gener, el último de los descendientes que, hasta hace unos días, ha trabajado en el hotel, explica que «tenían el solar de mis abuelos, y mi tío le propuso la idea. Mi padre lo pensó» y, tras convencer a su esposa, Margarita Gener Bosch, pusieron todo su empeño para sacar adelante un proyecto que se concretaría en un alojamiento con una quincena de habitaciones.

Este era el aspecto que ofrecía el hotel en su inauguración.

Ese 25 de mayo, las instalaciones fueron bendecidas en el acto inaugural, precisamente por su hermano Damià, que era sacerdote. Un evento al que no faltó el alcalde de Ciutadella, José Al·lés Quintana, en lo que fue el inicio de un largo viaje que se ha prolongado casi siete décadas, gracias al empuje y la dedicación de su fundador.

«Mi padre nunca había trabajado en la hostelería», añade Carlos, quien, al igual que su hermana Auxiliadora, apunta que «él era muy trabajador», algo que legó en todos sus hijos. «El hotel fue nuestra casa, allí nacimos todos los hermanos», señala Auxiliadora, refiriéndose a la vivienda independiente que había en el mismo terreno, donde fueron creciendo los siete hijos del matrimonio, Maria, Francisca, José, Margarita, Auxiliadora, Guillem y Carlos. «De jóvenes, todos estuvimos muy implicados con el negocio y trabajamos en el hotel, por lo menos hasta casarnos, luego unos siguieron, otros empezaron con otros oficios», sigue narrando Auxiliadora. «Nunca tuvimos problemas. Cada uno cumplía unas funciones», completa ella, quien se encargó de la limpieza de habitaciones y estuvo en cocina, en el bar o en la recepción.

Mirando siempre al futuro

«Hemos hecho muchas reformas, a veces mayores, a veces más pequeñas, según la necesidad del momento», indica Carlos Coll. «Al principio eran 17 o 18 habitaciones y se fueron ampliando hasta las 40 que tiene hoy el hotel», añade su hermano José. «Cada cuatro o cinco años hacíamos alguna mejora, para tenerlo siempre en condiciones», a punto para recibir a los huéspedes.

Familia unida. Mari, José, Marga, Carlos, Guillem, Auxii y Sisca, los hijos de los fundadores, con sus respectivas parejas.

Esos primeros años sin apenas turismo, el Hotel Alfons III daba cobijo «a representantes, comerciales que iban y venían», y no faltaron personajes relevantes, de la política, del mundo del espectáculo o los deportes. «Aquí se alojó Manuel Fraga Iribarne, o Masiel, Mary Santpere, miembros de grupos musicales como Los Sírex, Los Mustang o Los Salvajes, o equipos de fútbol como el RCD Espanyol, por una eliminatoria de Copa del Rey contra el Atlètic de Ciutadella», recuerda José. Porque «en esa época estábamos solos, no había competencia y venía mucha gente».

A lo largo de estos 67 años han sido, pues, numerosas las actuaciones que se han hecho sobre el edificio, con sucesivas ampliaciones y acondicionamientos, hasta contar con 40 habitaciones, servicio de cafetería, restaurante, spa y wellness.

Una de las intervenciones más importantes fue en los años 90, cuando se adelantó la fachada al mismo nivel que el resto de edificios del Camí de Maó. Porque anteriormente estaba retranqueada, unos metros atrás, al contar en la entrada con un florido jardín con palmeras.

Ubicación perfecta

Uno de los grandes aciertos de este alojamiento es su ubicación, a escasos cien metros de la Contramurada y la Plaça de Ses Palmeres o de Alfons III, con el Molí des Comte en lo alto. «Está muy bien situado, está todo cerca. A los clientes les gusta estar en el pueblo, porque pueden ir a la playa durante el día, volver por la noche y salir a cenar al puerto», opina José.

Esta localización ideal a las puertas del casco antiguo es perfecta para «muchos clientes, que son fieles y nos visitan cada año, por Sant Joan, en julio o en agosto». Y ahí está precisamente lo más agradecido de la dedicación al mundo de la hostelería, esta que ha formado parte del ADN de la familia Coll Gener. «Es un trabajo muy sacrificado, porque no hay ni festivos, ni sábados, ni domingos. Pero te llevas el haber conocido a mucha gente», coinciden en remarcar Carlos, Auxiliadora y José. «Es lo más agradecido», insisten los tres.

Reconocimientos

La ardua labor de la familia para mantener vivo y siempre al día este negocio, bien le ha valido varios reconocimientos. Primero fue Ashome, la Asociación Hotelera de Menorca, quien el 14 de octubre de 2005 y con motivo del cincuentenario de su creación, concedió la distinción al mérito turístico al Hotel Alfons III.

Luego, el 15 de septiembre del año siguiente, el Ayuntamiento de Ciutadella, con su alcalde Llorenç Brondo al frente, quiso igualmente reconocer la importancia de este medio siglo de historia del establecimiento del Camí de Maó.

Especialmente emotivo fue para los impulsores primeros del hotel, Margarita y Guillermo, que vivieron con ilusión ese reconocimiento del sector hotelero y de la propia ciudad a su labor en el desarrollo de la actividad turística en el municipio.

Todo ello no hizo sino aumentar el empeño de la familia por mantener la empresa. Los últimos tres lustros, los herederos han continuado apostando por ofrecer un servicio de calidad y personalizado donde el cliente ha sido siempre lo más importante. Eso sí, lo han hecho, cada vez, con menos hermanos en el negocio, «a medida que se han ido jubilando, hasta ahora, que lo deja Carlos», resume José.

Ha sido precisamente estos últimos años que ha habido un cambio de tendencia, ya que han surgido en la ciudad «muchos hotelets de interior, que no tienen personal y pueden estar abiertos». Una competencia, no obstante, que a pesar de haber forzado a cerrar el hotel «dos o tres meses de invierno», no será obstáculo para desarrollar el nuevo proyecto, con sus puertas abiertas los doce meses del año y con nuevas apuestas para dotar aún de más atractivos al Alfons Hotel.

El apunte

«Un hotel sostenible, abierto todo el año y que puede ser de 4 estrellas»

La familia Coll Gener ve en Joan López Oleo a la persona idónea para entregarle el relevo de estos 67 años de historia. Para poner en marcha el nuevo Alfons Hotel, el empresario cede la dirección a Victòria Bendito, exgerente del agroturismo Morvedra Nou, quien «conoce muy bien el sector y sabe cómo hacer las cosas», especialmente en materia de sostenibilidad. López Oleo ha hecho ya distintas mejoras, en diciembre cerrarán un par de meses para hacer reformas y el invierno de 2023 se completará el proyecto. «Hemos solicitado licencia al Ayuntamiento de Ciutadella, para derribar parte del edificio y hacer una piscina central, ampliar el gimnasio, una sala para eventos, reformar los baños y crear habitaciones de cortesía». En total, una inversión de un millón de euros. «Compramos el hotel siendo de dos estrellas, y hemos subido a tres, el año que viene esperamos ser un tres estrellas superior y podríamos llegar a las cuatro, pero iremos poco a poco». Con esta inversión, López diversifica la actividad del Grup DLO que gestiona y que «tiene presencia en Menorca, Mallorca y Eivissa». Dedicados en la Isla a sectores, entre otros, como el de los combustibles o el de recambios de automoción, «apostamos ahora por el turístico, más potente en Balears». El Alfons Hotel apuesta por la sostenibilidad, a partir de la cual vertebrará su propuesta a sus clientes. Así, los visitanes dispondrán de un establecimiento con encanto, con un surtido de servicios y comodidades, además de parking privado. «Queremos ofrecer alojamiento y media pensión, con spa, sala de masajes, duchas de sensaciones y tratamientos de belleza», apunta López, quien adaptará espacios «para los senderistas y cicloturistas que vengan a disfrutar del Camí de Cavalls», concluye.

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