Antes de que estallara la guerra, Elizaveta vivía en la ciudad de Járkov, en el distrito norte de Saltovka. Trabajaba como gerente de marketing en una empresa de consultoría y amaba su trabajo. «Járkov era una ciudad pacífica, hermosa y en desarrollo. Ahora, en mi zona no queda casa en pie y la mía no es una excepción», revela. Debido a los constantes bombardeos en la ciudad, ella y el resto de vecinos se quedaron sin electricidad, agua y calefacción. «El ejército ruso no tiene piedad a la hora de bombardear zonas residenciales», declara. El 4 de marzo de 2022 estuvo bajo fuego. «Sobreviví, decidí no arriesgar más mi vida y salir de mi ciudad», explica.
La familia Mayans la invitó a su casa, como hizo con Kristina y sus hijas. «También trabajé en la cocina de la Cantina, con un equipo muy profesional y muy amable que se ha convertido en una familia para nosotras», reconoce. «Gracias a Eduard, Claudia y Helena hemos tenido un hogar seguro y un verdadero apoyo familiar. Han hecho de todo para que nos sintiéramos como en casa», confiesa.
Ahora está en Toledo por trabajo, pero tiene muchas ganas de volver a Menorca. «Siento gratitud por toda la ayuda de los menorquines y el resto de españoles, muchas familias ucranianas encuentran un nuevo hogar seguro y apoyo en la lucha contra un dictador loco que quiere ahogar en sangre al mundo entero», expresa Elizaveta.