El sol, el mar y la naturaleza de Menorca, así como estar rodeadas de gente con una sonrisa, ha ayudado a Oksana y sus hijas, Lola y Dasha, a tener una verdadera vida plena en la Isla. Al menos, eso es lo que asegura Oksana, que agradece «desde el fondo de mi corazón» a Eva y Ricardo, así como a sus hijas, Marina, Alba y Silvia, que les abrieran la puerta de su casa.
«Tenía miedo de no encontrar vivienda o trabajo», recuerda, al mismo tiempo que explica, emocionada, que «al llegar a Menorca recibimos una cantidad ilimitada de calor inesperado por parte de las personas que nos han acompañado en el camino».