El obispo electo de Menorca, Gerard Villalonga, que será ordenado y tomará posesión el 22 de abril en la Catedral de Ciutadella afirma que «el ministerio episcopal impone un poco por la responsabilidad que representa. En este momento, un obispo de la tierra puede ayudar a generar una sensación de estabilidad. La verdad es que la reacción de la gente ha sido muy favorable. Yo me alegro cuando les veo a ellos contentos: sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos me manifiestan su gozo. Estoy un poco desbordado estos días».
Es la respuesta al ser preguntado, por «Religión Digital»: «el de obispo de Menorca era prácticamente el único servicio que le faltaba por desempeñar en la diócesis que le vio nacer. ¿No le da un poco de miedo aquello de ‘no ser profeta en su tierra'?».
Villalonga declara que las cuestiones que más le preocupan son la evangelización y las vocaciones sacerdotales. «Manifiesta que «el proceso sinodal puede ayudarnos mucho. La vida hoy transcurre con mucha velocidad y más que perdernos en asuntos organizativos, que sin duda también tienen mucha importancia, hay que poner el esfuerzo principal en potenciar la vida en las parroquias y en las escuelas católicas, así como en las clases de religión en los colegios públicos. Que haya un número importante de familias cristianas en cada parroquia puede ayudar a lo que dice el Papa: evangelizar por atracción, no por proselitismo». Sobre las vocaciones subraya que «han de surgir de las comunidades y de las familias cristianas. Estoy seguro que así sucederá».
La prioridad que marca quien ha sido nombrado por el Papa Francisco para ser el nuevo pastor de la Iglesia menorquina consiste en «seguir con el proceso sinodal; la corresponsabilidad y la participación en los organismos parroquiales y diocesanos, de manera que se potencie al máximo la vocación bautismal. Con el paso de los siglos se habían desdibujado u olvidado algunos aspectos esenciales: el Concilio Vaticano II nos habla de la vocación universal a la santidad. Identidad y misión no pueden separarse. Somos discípulos misioneros. También se habla de «reapropiación»; es decir, que te vuelven a dar algo que te habían quitado».
El prelado electo de Menorca asevera que «vive como una gran riqueza» el camino para profundizar en una Iglesia sinodal. «Los tiempos del ordeno y mando, afortunadamente, ya se han terminado. La iglesia, nos recuerda el Papa, no es un parlamento ni se rige por el principio de las mayorías; es una comunión. Insisto en que debemos hablar y escucharnos con espíritu sobrenatural y dar pasos en este sentido».
A Gerard Villalonga le ha conmovido especialmente el mensaje que el Papa escribe este año para la Jornada de las Comunicaciones Sociales: «nos dice que no hemos de temer proclamar la verdad, aunque a veces nos pueda resultar incómoda; lo que hemos de temer y descartar es hacerlo sin caridad, sin amor. Aquí tenemos un reto los pastores, que hemos de saber acompañar estos procesos».