Este es el sexto verano que Jenny trabaja de cocinera en Menorca. Esta pamplonica de 31 años vive en su autocaravana ocho o nueve meses al año entre la temporada de trabajo como jefa de partida en un agroturismo y algunas semanas antes o después del contrato laboral para disfrutar de Menorca «cuando no hay gente».
Compró hace dos años en Menorca la furgoneta camperizada en la que vive y dice que tiene de todo: placa solar, cocina, ducha, WC, agua caliente, depósito de agua limpia (utiliza sólo 80 litros a la semana, teniendo en cuenta que se puede duchar en el trabajo), recogida de aguas grises y aguas negras. También monitor de televisión, cama, sofá, plantas, decoración con fotos personales...
Esta es ya su segunda casa sobre ruedas. Y explica que «no concibo otra manera que no sea en furgona porque a mí me gusta mucho la naturaleza y aquí hay muchos lugares verdes en los que puedes estar súper tranquila y está todo muy cuidado... No buscaría habitación en piso compartido». Después de trabajar íntensamente en una cocina con muchos compañeros y bajo estrés, Jenny valora mucho estar tranquila.
Además «despertarte cada día en un lugar, a mí me encanta. Igual esta forma de vida tampoco es para todo el mundo, pero yo no lo hago por ahorrarme el alquiler, es que así estoy mucho más cómoda que compartiendo piso con gente que no conozco. Aquí estoy muy tranquila, voy para aquí y para allá, hago, deshago, y no tengo que contar con nadie». Cada año se encuentra con más furgonetas «el aumento en los últimos años es considerable, es por el tema de los alquileres». Explica que a un amigo y a compañeros de trabajo les está costando mucho encontrar alojamiento en la Isla este año.
Inconvenientes
El año pasado pasó mucho calor y dice que de noche «a veces, gente que no sabe que estás durmiendo aquí, pues se ponen al lado a hablar fuerte o con música pero bueno, alguna vez lo he dicho y en seguida se han ido o han bajado la música». La gente de las furgonetas suele ser muy respetuosa, añade.
Respecto a quien cree que el caravaning ensucia los espacios responde: «es que me hace gracia. La de veces que me he puesto a recoger papeles, colillas y cochinadas, porque llego y no me gusta estar en un lugar rodeada de basura. Yo no dejo nada, es más, recojo». Y concluye: «hay gente bastante cochina pero no los de las furgos, al contrario». Tira las aguas sucias en puntos autorizados y recicla los residuos.