El proyecto Tecnoestiu cerró a finales de julio su edición de este año en Menorca después de vivir tres semanas de intenso aprendizaje en las instalaciones del Centre Bit, localizado en el municipio de Alaior. Organizada por la Xarxa de FabLabs y promovida por la Fundació Bit, con el apoyo de la Direcció General de Recerca, Innovació i Transformació Digital, el programa Tecnoestiu ha sido ideado y diseñado por un equipo de expertos liderado por Bartomeu Alorda, investigador de la Universitat de les Illes Balears (UIB).
Un proyecto innovador
Aunque en Eivissa se estaba llevando a cabo la misma iniciativa de forma simultánea, Alorda se ha desplazado hasta Menorca cada una de las tres semanas que ha durado la actividad para guiar a los jóvenes participantes en su misión de construir embarcaciones teledirigidas propulsadas por energía solar.
Los quince adolescentes, cinco chicas y diez chicos, de entre trece y diecisiete años, se han dividido en tres equipos de cinco miembros cada uno para afrontar un reto: construir una embarcación que funcione exclusivamente con energía solar. Con apenas unos conocimientos básicos sobre tecnología, la responsable del Centre Bit, Carmen Crespo, indica que no había «una fórmula preestablecida» a partir de la cual empezar «la fabricación de las naves». «Los jóvenes se han apoyado en Internet y diferentes programas informáticos para llevar a cabo el trabajo», señala Crespo, destacando la importancia de la aplicación de la metodología de aprendizaje learning by doing, cuya traducción literal es «aprender haciendo». A su vez, han contado con la ayuda de otros dos jóvenes del programa «Un Estiu per Créixer» y los monitores del propio centro.
Durante el proceso de trabajo, los estudiantes han desarrollado ciertas capacidades propias de aspectos tecnológicos clave como serían la sensorización, la robótica, la programación o el diseño de materiales.
Resultado final
En la jornada final, se pusieron a prueba la flotabilidad, manejo y capacidad de carga solar de los prototipos, puntos primordiales en este reto de tecnología náutica. A la hora de la verdad, dos de las embarcaciones creadas consiguieron el objetivo marcado desde el principio: flotar sobre el agua mientras eran propulsadas por energía solar gracias a las placas instaladas en ellas.
Mientras que los barcos sí pasaron el corte, el aerodeslizador no pudo hacerlo debido a los problemas que aparecieron en su base, los cuales impedían que flotase. Aún así, la responsable de la Fundación Bit explica que se trata de algo «completamente normal»: «Se reproduce una situación real propia de una empresa emergente o un emprendedor. El aprendizaje está marcado por un constante prueba y error, por eso hablamos de prototipos», afirma.
En definitiva, los jóvenes investigadores aseguran que la iniciativa ha sido «todo un éxito».