Es Migjorn trata de pacificar el denso tráfico de vehículos que pasan por el pueblo hacia Sant Tomàs o a su regreso de la urbanización con la instalación de cuatro radares, tres en el mismo núcleo urbano y uno más, móvil, en la propia zona turística.
Los vecinos del municipio recibieron puntual información del Consistorio cuando los dispositivos entraron en funcionamiento y saben dónde han de levantar el acelerador, pero no sucede lo mismo con los conductores de paso. El Consistorio no ofrece aún datos del número de multas y la cuantía de la recaudación acumulada desde entonces, pero sí admite que «están siendo muchas, ciertamente», señala la alcaldesa, Antonia Camps. Era necesario dar respuesta a quejas derivadas de los accidentes por velocidad excesiva, «de ahí que optáramos por este sistema».
El radar se va cambiando de caja
En realidad, aunque se han colocado tres cajas de radares en la Avinguda Binicodrell, con límite de 30 kilómetros por hora, y dos en la Avinguda de la Mar, hasta 40 km/h, solo uno está operativo y se alterna su ubicación cada cierto tiempo, explica el responsable de Urbanismo, Ramón Verdú. Hay muchos conductores reincidentes que ya acumulan, además de la multa económica, pérdida de puntos, admite el edil.
Las sanciones por velocidad inadecuada en las vías donde se pueden circular entre 20 y 50 kilómetros, como son estos casos, son de 100 euros, siempre y cuando no se supere en 20 km/h la velocidad permitida. Si es así, la cuantía puede llegar hasta los 600 euros con pérdida de puntos.
La recaudación, a medias con la empresa
Es la empresa catalana responsable de la instalación la que remite la información al Ayuntamiento y este notifica la sanción al infractor. Dado el volumen de trabajo por el número de multas, el equipo de gobierno prevé una contratación externa para gestionar la tramitación. La recaudación se divide al 50 por ciento entre empresa y Consistorio. Además, se instalaron cuatro cámaras que captan las matrículas de los vehículos que entran en el casco urbano y transmiten información a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.
El Ayuntamiento de Es Migjorn es el segundo de la Isla, tras el de Maó, que ha optado por disponer de radares de gestión propia.