El Teatre des Born de Ciutadella se vistió este sábado de gala para celebrar el 30 aniversario de la declaración de Menorca como Reserva de la Biosfera por parte de la Unesco. Con todas las localidades agotadas, el acto volvió a mostrar el compromiso de la sociedad menorquina con el camino iniciado en 1993, marcado por los valores del desarrollo sostenible.
La gala combinó los discursos institucionales con las actuaciones artísticas y sirvió para poner en valor todo lo que se ha conseguido a lo largo de estos treinta años, y también para marcar los principales retos de futuro de la Isla, con la preservación del agua como principal desafío.
El reto del agua
«Es importante afrontar de manera global la gestión del agua, y es necesaria la elaboración, en colaboración con el Govern balear, de un plan de infraestructuras del agua en Menorca», señaló el presidente Adolfo Vilafranca en su intervención. En este sentido, Vilafranca destacó la necesidad de mejorar el aprovechamiento de este recurso y de reducir la creciente salinidad, con especial atención a la albufera des Grau. «Sin agua no hay vida, y por este motivo centramos en el agua el aniversario de estos primeros treinta años de la Reserva de Biosfera. Nos va el futuro en ello, porque en Menorca todo es cuestión de equilibrio», remarcó.
Durante su discurso, el presidente también hizo referencia a la importancia de mejorar la gestión de los residuos, fomentando la reutilización y el reciclaje, y afirmó que «es necesaria una gestión del territorio que permita un desarrollo sostenible sin alterar el paisaje, pero favoreciendo el crecimiento económico y garantizando una vivienda digna para las personas que viven en la Isla».
También mencionó la necesidad de contar con infraestructuras que permitan el crecimiento sostenible de Menorca: «Me refiero a un transporte público moderno, a carreteras dimensionadas y seguras, a potenciar los carriles bici o a promover el tratamiento de los residuos con plantas de biogás», apuntó.
Por su parte, la alcaldesa de Ciutadella, Juana Mari Pons, señaló que «la declaración de la Reserva de Biosfera es un punto de partida para entender que cualquier política territorial, ya sea más restrictiva o permisiva, tendrá que pasar por la defensa del medio ambiente, por la prudencia y por la certeza de que Menorca tiene unos recursos naturales que no podemos destruir».
A lo largo de la gala, también se pudieron ver diversos montajes audiovisuales que sirvieron para explicar conceptos como el desarrollo sostenible o la importancia de preservar el ciclo del agua, así como la visión que los propios menorquines tienen de la Reserva de Biosfera.
El apunte
Reconocimiento a Cipriano Marín, una figura clave
El acto de este sábado en el Teatre des Born también sirvió para rendir homenaje al canario Cipriano Marín, una figura fundamental en la historia reciente de Menorca, puesto que ha participado de manera destacada en la consecución de las declaraciones de la Isla como Reserva de Biosfera y Patrimonio Mundial. «Esta doble coincidencia es también la de la persona que ha instruido los dos expedientes, Cipriano Marín, a quien quiero dedicar un aplauso y un sincero reconocimiento por su trabajo por Menorca», señaló el conseller Gornés.
Experto internacional
Cipriano Marín es uno de los principales expertos internacionales en islas y turismo sostenible, y cuenta con una amplia trayectoria como consultor para la Unesco y la Comisión Europea. En 1993, trabajó en el expediente de la declaración de Menorca como Reserva de Biosfera, y desde entonces ha mantenido una estrecha vinculación con la Isla.
Después de que en 2017 la Menorca Talayótica no consiguiera la inscripción en la lista de Patrimonio Mundial, Marín fue designado por el Consell como nuevo supervisor del expediente y fue el encargado de coordinar la reformulación de la candidatura, lo que permitió que la Isla alcanzara su anhelado objetivo.