Claustros y directores aguardan expectantes las instrucciones de la Conselleria de Educación y Universidades para llevar a la práctica el reciente acuerdo parlamentario entre PP y Vox, que ha de garantizar la libre elección de la lengua de enseñanza en los centros escolares de las Islas.
La Conselleria pide tiempo, porque «es un acuerdo político y requiere su proceso», los sindicatos rechazan la propuesta y los docentes reaccionan con prudencia, convencidos de que no tiene sentido adelantar el debate interno sin conocer antes las medidas concretas, y más aun cuando la mayoría no disponen tampoco ni de los espacios ni de los recursos que se requieren.
El conseller Antoni Vera ha citado este jueves a los directores de todos los centros de Menorca para intercambiar impresiones sobre el recién iniciado curso escolar. Pero desde la Conselleria apuntan que el tema lingüístico será solo uno más de los que se traten, pues «aún no hay novedades precisas» al respecto, apuntan. Tampoco los centros han sufrido problemas estos últimos años por la lengua de enseñanza en el aula, pero se muestran receptivos a introducir los cambios que sean necesarios, aunque no en el presente curso.
El proyecto anunciado por la presidenta Marga Prohens fija la elección de la primera lengua de enseñanza hasta los 8 años y un plan piloto y voluntario en los centros de Infantil y Primaria a partir del próximo curso. La idea es que, una vez esté rodada y se haya testado, la iniciativa se extienda después a los institutos de Secundaria.
«Ahora nos preocupa más preparar las clases hasta Navidad», señala Jorge Díaz, director de La Salle Maó, quien no cree que acabe aceptando ser centro piloto para la implantación anticipada del acuerdo en sus instalaciones.
«A título particular, el cambio no nos gusta», admite Roser Mascaró, del colegio Margalida Florit de Ciutadella, «pero aún seguimos a la espera de instrucciones. Todo lo que sabemos es por la prensa».
«Ni siquiera nos lo hemos planteado», dice Marta Alcoberro, que en sus cinco años de directora del ‘Mateu Fontirroig' de Maó nunca ha tenido que dirimir controversia alguna sobre la lengua de enseñanza en el aula. La directora del centro Doctor Comas, en Alaior, tan solo ha tenido que atender la demanda de diversas familias «que piden que la información les llegue siempre en castellano». Pero todas, dice María Jesús Florit, «saben que aquí enseñamos en catalán y que solo algunas asignaturas las impartimos en castellano, pero nadie se nos ha quejado. Recibimos alumnos de otros países y hacemos la inmersión lingüística necesaria» para que acaben conociendo ambos idiomas.
«Instrucciones claras»
La docente María Jesús Florit pide «instrucciones claras para que, con tiempo, podamos reorganizarnos». Al igual que Eulàlia Cavaller, directora pedagógica de Infantil y Primaria de La Consolación de Ciutadella, donde «ya apostamos por dotar a nuestros alumnos de una competencia lingüística fuerte para que los chicos adquieran el conocimiento más amplio posible de catalán, castellano e inglés. Sin ser un 33 por ciento exacto, en Primaria ofrecemos tres áreas en catalán, otras tres en castellano y tres en inglés. Así que deberemos ver cómo podemos compaginar las nuevas medidas de la Conselleria con nuestro proyecto lingüístico».
El apunte
Padres y madres piden que «no se resten horas en catalán» y que no se les «use políticamente»
La Federación de Asociaciones de Padres y Madres (Fapma) fijará el día 16 su postura oficial sobre el nuevo acuerdo de libre elección de lengua en los centros escolares de la Isla. No obstante, la presidenta Mónica Llera ya avanza que el sentir mayoritario de las familias de Menorca es que «no se resten horas de enseñanza en catalán».
Llera deja bien claro que, según los primeros contactos mantenidos con otros miembros de la federación, los padres «no tenemos ningún interés partidista, ni queremos que se nos utilice políticamente. Vemos bien que se garantice la igualdad de oportunidades y de ambas lenguas, pero sin que se quiten horas al catalán».
«A nosotros ya nos parecía bien tal como estaba en la actualidad», admite la presidenta quien, pese a ello, no cree que «en la práctica haya excesivos cambios. De hecho, parece que hasta el propio conseller no tiene claro todavía cómo pondrá en marcha estas nuevas medidas. Pero estamos preocupados, sí, y solo tememos que se politice».