Entre el colectivo de pensionistas de la Isla, la sensación más extendida es que las pensiones que cobran muchos de ellos no son suficientes para llegar a final de mes. Les preocupa especialmente la subida constante de los precios y del nivel de vida en general, que les hace perder poder adquisitivo. Por ello, reclaman mayores subidas, así como la aplicación de mecanismos para complementar las pensiones más bajas, como las de viudedad.
Pensiones de viudedad
«Yo conozco a personas que lo pasan muy mal, especialmente mujeres que cobran la pensión de viudedad. Son mujeres que no han trabajado en una oficina o en una fábrica, sino en su casa, y ahora ven que su pensión no les sirve para llegar a final de mes. Y esto lo vemos mucho en el club de jubilados», señala Andreu Moll, secretario del Club de Jubilats des Migjorn y de la Federación de Asociaciones de Personas Mayores de Menorca.
También se refiere a esta problemática el presidente del Casal de Gent Gran de Maó, Pedro García, quien explica que «la gran mayoría de los socios que vienen al Casal, son viudas que cobran la pensión de viudedad porque muchas no han cotizado, y tienen pensiones muy bajas, y a menudo comentan que no llegan a final de mes». Ante esta situación, considera que «independientemente de lo que se haya cotizado, las pensiones tendrían que llegar a un mínimo que permita vivir bien, para que todos podamos pasar dignamente los años que nos quedan».
Ayudar a hijos y nietos
Los pensionistas de la Isla también lamentan que muchas veces sus pensiones tienen que servir para ayudar a hijos y nietos, que lo pasan mal debido a los bajos salarios y a la subida de los precios. «Durante la covid mucha gente se quedó sin trabajo, y la pequeña pensión del abuelo ha servido, en muchos casos, para echar una mano a los hijos», explica García. Otra problemática recurrente en la Isla es la temporalidad del sector turístico, que provoca que las pensiones sean más bajas. Además, Andreu Moll también denuncia que «a mucha gente que ha trabajado en el mundo rural, le ha quedado una mala pensión».
Por todo ello, los clubes de jubilados se han convertido en un refugio donde poder socializar y pasar el rato sin tener que gastar mucho dinero. «Aquí el café es más barato y tenemos muchas actividades gratuitas, pero hay socios que cuando organizamos una excursión y hay que pagar algo no se lo pueden permitir», lamenta Pilar Columbrans, presidenta del Club de Jubilats des Castell.