La transición hacia la movilidad eléctrica está viviendo en este año 2024 un duro traspiés. Hasta la fecha se hablaba del insuficiente ritmo de penetración del coche eléctrico en el parque automovilístico de la Isla; ahora la realidad que muestran las estadísticas de matriculación de la Dirección General de Tráfico es mucho más alarmante.
En la primera mitad del año se han matriculado en Menorca solamente 27 vehículos de cero emisiones, menos de la mitad que en el mismo periodo del año pasado, una cifra que rompe bruscamente la tendencia –bajando por debajo de los niveles de 2022– y que invita al pesimismo en los objetivos marcados hacia la descarbonización de la economía.
Es la primera vez desde que se publican estadísticas disgregadas por tipo de propulsión de los vehículos en que se registra un descenso interanual en el volumen de inscripciones, un paso atrás que resulta todavía más significativo si se tiene en cuenta que la caída general de matriculaciones de vehículos en cualquiera de sus modelos de propulsión ha sido en el primer semestre mucho menor en términos relativos, del 16,2 por ciento, lejos del nivel de descenso que han experimentado los vehículos cien por cien eléctricos, de cerca del 52 por ciento.
Solo el 3,3 por ciento
Si en el balance de los primeros seis meses del año pasado la matriculación de coches eléctricos había alcanzado el porcentaje récord sobre el total del 5,7 por ciento, un año después la cifra ha descendido hasta un pírrico 3,3 por ciento. El bache en el que ha caído la expansión de la movilidad eléctrica no es exclusivo de Menorca, sino generalizado a nivel europeo.
De hecho en los últimos días medios internacionales y nacionales se han hecho eco de los movimientos que se están produciendo en el sector de la fabricación de vehículos ante esta crisis. Hay fábricas que tienen en stock decenas de miles de vehículos eléctricos acumulando polvo por las dificultades para darles salida en el mercado.
El apunte
Incertidumbre, la falta de puntos de carga y los precios juegan en contra
La presidenta de la Asociación de Concesionarios del Automóvil de Menorca, Celine Gomila, confirma que los concesionarios están encontrando barreras para poder vender coches eléctricos. En este sentido apunta sobre todo a la incertidumbre que genera el salto a la movilidad eléctrica entre los clientes: «Oyes los comentarios de los clientes y se preguntan si les va a servir o no». La escasa y no siempre disponible oferta de puntos de recarga en la vía pública es otro de los motivos que disuaden a los potenciales compradores. A eso hay que sumar que el precio de los coches eléctricos, incluso con las ayudas públicas, siguen siendo notablemente más caros que los convencionales.