La violencia física, verbal o incluso gestual o corporal es un problema que aumenta en las consultas de hospitales y centros de salud, un riesgo laboral que desborda a los profesionales. En Menorca, los médicos fueron quienes más agresiones de usuarios reportaron el año pasado al Servicio de Seguridad de los Profesionales de la sanidad pública, hasta 24 facultativos sufrieron algún tipo de incidente y fueron el colectivo más afectado por la agresividad de pacientes y familiares. En el Área de Salud insular se registraron 42 agresiones, dos de ellas físicas, frente a las 40 contabilizadas en 2023, un 5 por ciento más.
Después del personal médico, fueron los administrativos (6) y los celadores (5) los que más episodios violentos sufrieron, seguidos de los técnicos auxiliares TCAE (4) y enfermería (3).
La reincidencia de los agresores aumenta, un 28 por ciento ya habían protagonizado algún altercado con anterioridad, según expuso ayer el jefe del Servicio de Seguridad de los Profesionales del IB-Salut, Víctor Fernández Jaraíz. La proporción de reincidentes ha pasado del 15 al 28 por ciento en un año. Sin embargo, el número de agresiones comunicadas no se trasladó en Menorca a la vía judicial ya que no se presentó ninguna denuncia.
No normalizar el problema
Uno de los puntos clave para que las agresiones a sanitarios tengan consecuencias y no se repitan es comunicarlas, tanto para que se activen los protocolos internos como, en los casos más graves, para que actúe la policía y el caso derive en una denuncia que llegue a los juzgados.
El Hospital Mateu Orfila acogió ayer dos sesiones formativas para el personal del Área de Salud, dirigidas a concienciar sobre la importancia de informar de las agresiones –no todas llegan a judicializarse pero al menos quedan registradas–, y en las que también se les ofrecieron pautas a los trabajadores para prevenir y contener una situación tensa o de agresividad por parte de un paciente o su familia.
En ellas participaron Alfredo Rodríguez Martín, inspector de la Policía Nacional de Palma e interlocutor sanitario policial en Balears; Víctor Fernández Jaraíz, jefe del Servicio de Seguridad de los Profesionales del IB-Salut; y María José García, técnico superior del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del Área de Salud de Menorca.
«Incidimos mucho en que los sanitarios no normalicen las agresiones, porque se han llegado a normalizar sobre todo las verbales, y esa persona que agrede si no tiene consecuencias puede repetir», asegura el inspector Alfredo Rodríguez Martín.
«La gente no presenta denuncia, asumen el riesgo, interiorizan que esto forma parte de su trabajo, y eso no puede ser», remacha la técnico de Prevención de Riesgos Laborales, María José García.
En la sanidad pública balear el año pasado se notificaron 1.213 agresiones, de las cuales 212 fueron físicas; estas últimas incluyen 113 de pacientes de salud mental debidas a la propia patología pero que, en algunos casos, también se investigan, según las circunstancias. Esas más de mil agresiones registradas solo dieron lugar a 17 denuncias en la comunidad autónoma y nueve acabaron con una detención.
Causas
Las causas de esas reacciones violentas son diversas, desde no obtener la receta del medicamento deseado, a una espera demasiado larga en urgencias o que el médico de cabecera no conceda una baja laboral. En Menorca, 21 de las agresiones tuvieron relación con demandas del usuario; doce se debieron a desacuerdos con el acto médico; siete estuvieron relacionadas con la atención percibida por el usuario; y dos fueron ajenas a la organización o la asistencia prestada.
El interlocutor sanitario policial, el inspector Alfredo Rodríguez, recuerda que el Código Penal reconoce a los profesionales sanitarios del sistema público como autoridad pública, lo que agrava las penas por una agresión.
baixamanerTotalment d’acord, sempre convidam a nes usuaris que deixin qualsevol reclamació, suggerencia o agraïment per escrit (per es portal d’Ibsalut o presencialment a s’Hospital es pot fer) i es dóna resposta. Però no s’ha de recórrer a sa violència física i/o verbal perquè moltes vegades es tracta de política o gestió sanitària (temps d’espera a urgències, cites mèdiques, etc) i nosaltres no podem fer-hi res malauradament. Repeteixo, qualsevol cosa per escrit i si podem millorar, millor que millor.