Mente privilegiada para los estudios, como atestiguan los excelentes resultados académicos que ha suscrito en el IES Maria Àngels Cardona de Ciutadella, con dominio de todas las materias y clara querencia por las 'letras’, Andreu disfruta de su último verano antes de convertirse en universitario. Un tiempo para el descanso y la desconexión, y que le deviene después de que haya destacado como el mejor alumno en la PAU a nivel de Menorca –la selectividad de toda la vida. Un logro que motiva y justifica que hoy le concedamos el protagonismo de la contraportada.
Ha conseguido la nota más alta de la prueba de acceso a la universidad (PAU). Ante todo, felicitarle. ¿Lo esperaba?
—El curso me ha ido muy bien, he estudiado y me he esforzado mucho, es lógico que la prueba me fuera bien, pues el bagaje de todo el año ya lo tenía. Pero ser el mejor también es cuestión de suerte, influyen muchos aspectos. Una décima arriba o abajo, depende del corrector, de como te encuentras el día del examen... He sido yo, pero podía haber sido otro perfectamente.
¿Qué promedio de horas durante el curso, ya no solo para la prueba de acceso, estudia durante el día?
—Durante el curso estudiaba, al margen de las clases, unas tres horas diarias entre semana. De cara a la prueba, le echaba más de seis horas al día.
El pasado año comentó en estas páginas que su deseo era estudiar el doble grado de Derecho y Relaciones Internacionales. ¿Mantiene ese planteamiento? ¿Ya ha escogido facultad?
—Sí. Con toda seguridad, y aunque estuvo ahí la opción de irme a Madrid, me instalaré en Barcelona e iré la Universitat Autònoma, que es la única que ofrece la opción de hacer ese grado.
¿Escoge Barcelona por su programa de estudios, por su cercanía con la Isla o por algún otro motivo concreto?
—Como menorquín, el primer pensamiento siempre es Barcelona. Además, un tio mío vive allí, mi hermana también estudió allí. Y a mi me encantan las grandes ciudades. En ese sentido, Barcelona, que me encanta, ofrece un abanico de posibilidades muy amplio. Y como menorquín que soy, también necesito estar cerca del mar.
Más a largo plazo, y en virtud de los estudios que cursará, parece obvio que su futuro laboral no se orientará hacia Menorca.
—Sí, está asumido. ¿Dónde? no lo sé. Quizá Barcelona, pero ahora no pienso mucho en eso. También el doble grado que estudiaré sugiere que deberé trabajar en diferentes sitios del mundo. Bruselas sería un lugar que me gustaría. Y tener la carrera de derecho me ayudará a establecerme en algún sitio más cercano.
Nos consta que le agrada la historia. Y también contarlas, ha recibido algún premio por eso. ¿Algún trabajo en perspectiva en ese sentido?
—Siempre he tenido en mente algún día escribir una novela. Y siempre intento escribir, pero también necesitas el momento y el lugar correcto para poder hacerlo con tranquilidad. Y a veces no es fácil dar con eso.
¿Algún género que le atraiga especialmente?
—El drama, la tragedia. Y sobre todo el realismo y el costumbrismo. Mi novela preferida es «La plaça del diamant», de Mercè Rodoreda. Es una novela histórica, por su contexto, y habla del sufrimiento de un personaje femenino, son cosas que me interesan, esas historias más cotidianas, el costumbrismo, me tira más. No tanto la ficción.
Ya que le agrada la historia, ¿en qué punto ve Menorca? ¿Detecta una pérdida de la personalidad isleña a causa de la gentrificación a la que nos aboca este mundo tan global o simplemente estamos en una etapa más?
—Menorca tuvo una cosa muy buena; el siglo británico. Hizo que llegara la industrialización, la ilustración, se nos permitió desarrollar nuestra cultura... Eso motivó la entrada de ideas ilustradas y la aparición de un movimiento obrero que no han tenido en Mallorca o Eivissa, y que intensificó el sentimiento de pertenencia a la tierra. Ahora estamos en un periodo de mayor desarraigo, parece que queramos menos a la Isla. Y si no la defendemos, la perderemos. Y no queremos que nos suceda como a Mallorca.
QueenTenen la matricula gratuita a la UIB, un altre gosa és que prefereixin anar a BCN o MAD