Anoche tuvo lugar la decimoséptima edición del Foro Illa del Rei, en la ocasión dedicada a la relación e interacción que durante el último lustro han entablado y afianzado Menorca y Francia, en virtud de la nutrida presencia de ciudadanos galos en la Isla a lo largo de ese período.
El evento consiguió ayer una de sus cifras más elevadas de participación, superando ampliamente los 500 asistentes. Entre las autoridades, la presidenta del Govern, Marga Prohens, el presidente del Consell, Adolfo Vilafranca, el obispo Gerard Villalonga, la presidenta de «Es Diari», Carme Serra, el alcalde de Maó, Héctor Pons, la mayoría de alcaldes de la Isla, el senador Cristóbal Marqués y el diputado Joan Mesquida. Algunos directivos de grandes empresas, habituales en el evento. La diputada Cayetana Álvarez de Toledo y el escritor Arcadi Espada.
Más de medio millar de personas, lo que incluyó autoridades y una representación del tejido empresarial local, se congregaron en el islote que se enclava en el puerto de Maó, cifra que escenifica el interés que ha concitado la cita y temática de este año.
Y con motivo. No en vano, ninguna de las migraciones turísticas o de visitantes que el territorio menorquín ha conocido a lo largo del último siglo, fundamentalmente protagonizadas por catalanes e ingleses, y en muchísima menor medida por alemanes, ha alcanzado el grado de impacto y arraigo del pueblo francés. Cuanto menos, en tan breve intervalo temporal.
El foro, cuya comisión organizadora conforman «Es Diari», la Fundación Hospital de la Isla del Rey, el Ateneu de Maó y el Cercle d’Economia de Menorca, alzó el telón con precisa puntualidad. El editor de este diario, Josep Pons Fraga, desde su función de moderador y conductor del evento, abrió el turno de parlamentos, haciendo un perfil de los ponentes y de inmediato cedió el micro al general Luis Alejandre, alma mater en la reconstrucción y recuperación del patrimonio histórico de la Illa del Rei.
Después habló Paco Tutzó, presidente honorífico del Cercle d’Economía. Ambos quisieron poner en valor las mejoras que se han ido logrando en el islote y, lógicamente, la repercusión, proyección e interés que ostenta el Foro luego de casi dos decenios de recorrido.
El cónsul Michel Magnier, la profesora de francés y español Peggy Audval, que hace 25 años que reside en la Isla, el empresario Emmanuel Javal y el ministro de Ultramar del gobierno francés, Manuel Valls, por ese orden, fueron los cuatro rostros que personificaron el Foro.
En esencia, el amor de los franceses por el campo y el sector primario, el excelente grado de conservación que en ese sentido presenta Menorca –sobre todo en parangón al resto del Archipiélago–, las oportunidades que ofrece su mercado inmobiliario, más asequible que otros enclaves, y la proliferación de conexiones aéreas y marítimas en los últimos tiempos –hoy se puede volar a la Isla desde ocho ciudades galas distintas– vendrían a ser, coincidieron los ponentes, las líneas maestras que conceden explicación a un fenómeno, el de la migración francesa, que sobre todo se ha acentuado a partir de la covid –que tuvo su influjo, respecto a que la búsqueda de lugares relajantes y no masificados se incrementó a raíz de la pandemia; al igual que el Brexit, que instó a muchos británicos a vender sus propiedades insulares.
Se significó también que el visitante francés «no invade» y es «respetuoso» con la tierra que le acoge, además de no limitar su visión de la Isla a un producto de «sol y playa» y que apuesta por las alternativas culturales y gastronómicas. Además, se trata de un patrón que contribuye a desestacionalizar, recupera edificios históricos e invierte en la economía local, con el beneficio que eso implica.
Y si bien en el turno de ruegos y preguntas alguna voz les acusó de liderar la gentrificación, masificación, aumento en la precariedad de recursos básicos como el agua o el encarecimiento de las propiedades de la Isla, la réplica fue con argumentos, aludiendo a que el modelo turístico insular depende de la Administración local, que sería la que debería valorar hasta qué punto de capacidad de acogida tiene la Isla en cuanto a recursos, a la que además los franceses acuden como un territorio más de la Unión Europea.
Asimismo, dejaron claro que nadie obliga a los menorquines a vender sus propiedades y que los primeros que desean que la Isla se conserve como está en la actualidad son los propios franceses, quienes, en definitiva, han venido a Menorca a sumar, no a restar, concluyeron.
AstroTotalmente cierto.lo sabemos pero no tenemos ningúna forma de parar esto más que un futuro donde malvivir