El movimiento contra los grandes parques solares en suelo rústico ha llegado a Menorca. Un grupo de vecinos de Maó y Es Mercadal está impulsando la creación de una plataforma ciudadana con el objetivo de poner freno a la proliferación de megaplantas fotovoltaicas. Por el momento están recogiendo adhesiones, cuentan con asesoramiento legal y están convencidos de que existen suficientes argumentos no solo para impedir que se autoricen nuevas instalaciones, sino incluso para detener proyectos que ya han empezado a ejecutarse, como el parque denominado Menorca Renovables III, de la promotora Mirova, que cuenta con todos los permisos administrativos y cuyas obras arrancaron el pasado mayo en terrenos rústico de las fincas de Binissequí y Llinàritx Nou, en Es Mercadal.
La instalación, de 45.000 placas solares en una superficie de 23 hectáreas, está en la diana de sus primeros movimientos. El nuevo parque, con una potencia prevista de 30 megavatios (MW), forma parte del llamado proyecto Isola, que incluye también el Menorca Renovables II, el mayor parque solar de los previstos hasta la fecha en Balears, de 60 MW, cuya construcción está mucho más avanzada en dos grandes espacios del término municipal de Maó que se extienden en 40 hectáreas de suelo rústico.
Desde la férrea contestación de la Societat Histórico Arqueològica Martí i Bella al proyecto de ampliación de Son Salomó, en los albores de la transición energética de la Isla, no habían trascendido movimientos organizados contra la implantación de proyectos de energía fotovoltaica en tierra. En ese tiempo, se han autorizado hasta doce instalaciones de diversa envergadura con una extensión conjunta de cerca de 200 hectáreas del campo insular.
«Estas actuaciones implican una transformación irreversible de un territorio especialmente sensible», asegura Miguel Martín, portavoz de una corriente incipiente en la Isla que está recibiendo el apoyo de la plataforma mallorquina «Renovables sí, pero així no» e inspirándose en otras similares de la Península. Se oponen a la «ocupación de tierras agrícolas fértiles, de alto valor paisajístico y de gran valor patrimonial y natural por centrales industriales fotovoltaicas que degradan el paisaje, dañan el ecosistema y desplazan la actividad agraria».
Asimismo, denuncian un modelo «basado en los beneficios privados de multinacionales energéticas y fondos de inversión a costa de la protección del territorio». Consideran que debe aprobarse una moratoria hasta que no se lleve a cabo una planificación que tenga en cuenta la evaluación del impactos acumulados por los despliegues de plantas fotovoltaicas que se está llevando a cabo, denuncian, «sin suficiente transparencia y participación ciudadana». Denuncian que los promotores recurren a argucias para «incumplir la normativa» y advierten de que los parques solares provocan aumentos de la temperatura allí donde se ubican, pueden esterilizar la tierra y afectan a la biodiversidad. Su apuesta, el impulso del autoconsumo o el aprovechamiento de suelos industriales o degradados.
Las claves
-
Confían en parar incluso las plantas ya autorizadas
El grupo cuenta con asesoramiento legal y están buscando vías para intentar parar incluso proyectos que ya han recibido todos los permisos y han iniciado las obras, como el Menorca Renovables II, que se extenderá por 23 hectáreas en terrenos rústicos de Es Mercadal.
-
Contra un modelo de grandes fondos y multinacionales
Se posicionan en contra de un modelo de transición energética basado en el beneficio de grandes fondos de inversión y empresas multinacionales y a costa del consumo de territorio» y abogan por impulsar más el autoconsumo y recurrir a suelos industriales o degradados.
-
Demandan que se evalúe el impacto acumulado
Denuncian que no se ha analizado el efecto acumulado de la proliferación de grandes parques en suelo rústico y aseguran que aumentan la temperatura de la zona, generan residuos de incierta gestión, tienen potencial de contaminar la tierra y afectan a la biodiversidad.
Suelo rústico... No te dejan vivir allí, nadie quiere trabajar la tierra, nadie quiere cosechar, todos quieren masajear teclados sentaditos. A poner las placas solares bajo el mar pues, donde no haya posidonia. A seguir quemando petróleo.