Poco antes de las 10 de la mañana de este viernes apenas ningún detalle permitía suponer que en el número 5B de la calle de Sa Claró, en la urbanización de Son Blanc, en Ciutadella, había ocurrido una tragedia durante la madrugada.
Sobre la 1.30 un joven catalán de 26 años, G.G.B., había matado a cuchilladas a su madre, Mayte Blanco Garrido, de 59, en su propia habitación tras padecer un brote psicótico, probablemente ligado a su pasado como toxicómano y a la medicación psiquiátrica que había seguido durante los últimos años hasta que había sido dado de alta en 2015.
Instantes después, en la misma escena del homicidio, el joven persiguió a su padre, R.G.S., un conocido empresario catalán del ramo óptico, que había acudido junto a su hermano mayor, A.R.G.B., de 30 años, a la habitación tras escuchar los gritos. Logró alcanzarle y le asestó al menos dos cuchilladas en el abdomen y en el tórax con la misma arma, un cuchillo grande de cocina, de 17 centímetros de longitud.
El parricida también hirió a su hermano en las manos durante el forcejeo y a continuación trató de quitarse la vida con un corte en las venas e intentando clavarse el cuchillo primero en el pecho y a continuación en el abdomen.
Cuando llegaron las dotaciones de la Policía Local y la Policía Nacional, poco después de las 2 de la mañana tras haber recibido el aviso del 112, los vecinos de enfrente en la misma calle trasladaban al padre herido de gravedad con su propio coche al Centro Médico del Canal Salat. Desde allí sería conducido en ambulancia medicalizada al Hospital Mateu Orfila poco después tras frenarle las diversas hemorragias.
Con la madre en brazos
Los agentes encontraron al joven parricida en cuclillas con su madre en brazos agonizante. No opuso resistencia cuando le retiraron el cuchillo y de inmediato los policías trataron de reanimar a la mujer hasta la llegada de la ambulancia del 061. Durante 45 minutos insistieron en el protocolo para salvar su vida pero sobre las 3 de la madrugada se daba por confirmado el fallecimiento. Más tarde llegarían la médico forense y el juez del Juzgado de Instrucción número 1 de Ciutadella para certificar el óbito, tomar las primeras declaraciones y realizar una inspección ocular del escenario de los hechos.
El agresor fue trasladado en una ambulancia al Hospital Mateu Orfila junto a dos unidades de la Policía Nacional, al tiempo que su hermano, tras informar de lo sucedido, recibía las curas pertinentes en el Canal Salat y a su regreso al domicilio, se acomodaba en la casa de los vecinos recibiendo asistencia piscológica dado el estado en el que se hallaba.
Una familia formada por los dos cónyuges y su hijo, invitados por los dueños de la casa, además de la asistenta, se encontraban en el chalé cuando se produjo la tragedia aunque, al parecer, estaban recluidos en sus habitaciones. Los dueños poseían dos perros que al mediodía fueron recogidos por los vecinos y conducidos a su casas después de que los agentes del Cuerpo Nacional de la Policía Judicial y la Policía Científica hubieran abandonado el domicilio.
«Estoy pensando en la vida»
Hacía un tiempo que el joven homicida se mostraba extraño, raro, y lanzaba mensajes relacionados con su propia existencia, posiblemente como consecuencia del historial psiquiátrico que tenía tras de sí, del que aparentemente se hallaba recuperado puesto que hacía un año que había recibido el alta médica, según pudo saber este diario.
Poco después de la medianoche su hermano mayor le encontró sentado en la terraza posterior de la casa que regala unas espléndidas vistas al mediterráneo. Para entonces ya portaba en sus manos el cuchillo de grandes dimensiones que había recogido en la cocina.
«Estoy pensando en la vida», habría comentado el joven en varias ocasiones a su hermano cuando éste le indicaba que se fuera a acostar. Al no hacerlo y repetir las palabras relacionadas con su existencia avisó a su madre y ésta acudió en su ayuda para interesarse por su estado y calmarle. La mujer le acompañó al dormitorio y ambos quedaron en su interior.
Minutos después el padre y el hermano escucharon los gritos y se dirigieron a la habitación donde ya encontraron a la madre sangrando debido a las 21 cuchilladas que había recibido en su cuerpo y cuero cabelludo. Fuera de sí, el joven persiguió al padre, al que también acuchilló y forcejeó con el hermano que trataba de retirarle el cuchillo causándole heridas leves.
El parricida sigue muy grave, y el padre, estable
Tanto el padre como el hijo parricida fueron intervenidos durante la mañana de este viernes en el Hospital Mateu Orfila. El progenitor, que recibió las heridas por arma blanca en el abdomen y en el tórax, fue trasladado a planta tras el postoperatorio y, según el último parte médico, se encuentra estable dentro de la gravedad. En cuanto al agresor, que se provocó heridas en la muñeca y el abdomen tras tratar de acuchillarse en el pecho, permanecía ayer tarde en la UCI, grave, con lesiones de consideración en la zona abdominal.
Un chalé de lujo en un paraje que rezuma tranquilidad con unas vistas espectaculares y escasamente transitado había sido el escenario de un homicidio en el seno de una familia catalana acomodada, con pasado ligado a la Isla desde hace 20 años, aunque el exclusivo inmueble del que son propietarios en la urbanización de Son Blanc, lo habían adquirido en una fecha más próxima. Nunca más volverá a ser ya el lugar idílico en el que pasaban todos sus veranos.
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