Se trata de uno de los delincuentes más conocidos de Maó. V.R.P., a sus 35 años de edad, cumple condena en el Centro Penitenciario de Menorca desde diciembre de 2016 por un último robo cometido justo un año antes en la Pastelería Vallés, de Maó. Su historia es la misma que marca el devenir de otras personas habituadas a delinquir desde las capas más bajas de la sociedad como consecuencia de su adicción a las drogas. Al protagonista, no obstante, se le han acabado los permisos penitenciarios.
Ha sido este su más reciente ingreso después de una larga relación de delitos que conforman su historial de entradas y salidas de la cárcel. Esa acumulación de robos con fuerza, fundamentalmente, han motivado que la sección segunda de la Audiencia Provincial de Palma le haya comunicado esta semana que rechaza el recurso de apelación a su última pena dictada en noviembre del pasado año. La reinserción pasará por el cumplimiento del castigo en prisión porque los permisos resultan inútiles, indica el tribunal.
Al menos nueve condenas por hurtos y robos con fuerza cometidos entre 1997 y 2016 aparecen en su relación de desafíos a la ley -hurto en el 97, robo con fuerza en 2000, en 2001, un robo más en 2004, dos más en 2015... y así sucesivamente. El expediente de V.R.P, incluye, además, dos quebrantamientos de condenas en 2006 y en 2008 cuando la Junta de Tratamiento del Centro Penitenciario de Palma accedió a concederle sendos permisos, el segundo de ellos entre el 9 y el 12 de junio.