«Han jugado con mi vida, la de mis dos hijos y mi perro», explica Rosa Díaz Arlandis, hasta finales de febrero inquilina en el primer piso de una casa antigua situada en la calle de Es Caragol número 30, de Ciutadella. Es la principal damnificada de dos derrumbes parciales ocurridos en la azotea del vetusto edificio, el 31 de diciembre y el 25 de febrero, que afectaron a la planta baja, donde vivía otro inquilino aunque la amenaza contemplaba a todo el inmueble. Desde entonces vive en casa de una amiga sin poder acceder al que ha sido su hogar durante los últimos cinco años para recoger sus muebles y pertenencias.
Tras la inspección de los técnicos municipales, los dueños han comenzado a apuntalar los techos pero la casa es ya inhabitable por la caída de los escombros a su interior.