Los hechos ocurridos este fin de semana han sido la gota que colma el vaso para los usuarios de la dársena de Cala en Busquets, en el puerto de Ciutadella.
El reciente ataque vandálico a una embarcación amarrada en este espacio ha provocado su indignación y les ha llevado a denunciar la situación de forma pública.
La mañana del pasado domingo apareció una semirrigida llena de alquitrán. Es utilizada desde hace años para realizar excursiones. Como consecuencia, la empresa familiar, propietaria de la barca, se vio obligada a anular todas salidas programadas para el domingo y a limpiarla durante horas ese mismo día para que estuviera operativa, de nuevo, al día siguiente
Según han explicado a este periódico algunos usuarios, cada temporada se producen incidentes similares y reclaman que se adopte algún sistema de vigilancia que impida estos episodios, como el de ayer cuyos perjuicios recaen en los propietarios. En otras ocasiones se han registrado robos de gasolina, se han soltado amarres a propósito o se ha pinchado esta misma lancha.
La instalación de cámaras de seguridad o incorporar un guardia de vigilancia son las propuestas que se comentan entre algunos titulares de embarcaciones en Cala en Busquets, aunque otros se mantienen al margen. «Yo nunca he tenido problemas», exponía uno y hacía referencia al servicio que prestan los operarios del Club Nàutic, la entidad que gestiona la dársena, mediante la autorización de Ports, que se acercan a la dársena de vez en cuando. «Es un asunto grave y nos tiene a todos inquietos», comentaba otro.
Por su parte, el propietario de la embarcación afectada, Gustavo González, indica que la mañana del mismo domingo se encontraron otras dos barcas con los cabos de popa soltados y que, por ello, se estaban golpeando contra el muelle. «Creo que conviene tomar medidas porque en mi caso, no se trata de la primera vez y necesito una solución. Si no, estoy vendido», indica y explica que para limpiar su lancha fueron necesarios 50 litros de agua y todo un día de trabajo. Además, asegura que para volver a dejar la embarcación como estaba debería invertir, al menos, unos 8.000 euros. «Ya nos tiraron alquitrán el año pasado, pero esta vez nos han hecho mucho daño. Hemos quitado la mancha pero las tapicerías y los tubos están hechos polvo», lamenta González.