La zona de bares y ocio nocturno del puerto de Maó, en el muelle de Poniente, vivió a las 7 de la mañana de este domingo una multitudinaria pelea entre jóvenes que acabaron la noche de fiesta del sábado enfrentados en el parking de la Estación Marítima.
Unas treinta personas se enzarzaron a golpes, puñetazos, patadas y llaves mataleón, entre gritos e insultos y la secuencia completa, grabada en vídeo por un testigo, circula ya por las redes sociales. En ella se aprecia cómo uno de los jóvenes queda tendido en el suelo.
Algunos de los presentes intentaron detener la pelea, que se fue trasladando por distintos puntos del aparcamiento, y dieron aviso al 112. Agentes de la Policía Nacional se trasladaron al lugar de la trifulca, pero cuando llegaron esta ya había finalizado. Continúa abierta ahora la investigación de lo sucedido, a raíz de una denuncia presentada por uno de los implicados en el suceso.
Como sucede en Es Pla en Ciutadella, la Estación Marítima de Maó es lugar habitual de concentración de jóvenes y de botellones los fines de semana.
Las sociedades occidentales que se rigen por ese sistema fallido, llamado Democracia, están actualmente en claro proceso de descomposición y podredumbre moral. Esto trae causa de la destrucción paulatina pero constante de valores humanos cristianos que se viene padeciendo en estas sociedades desde aquel funesto Mayo de 1968. Cosas absurdas como considerar la pena de prisión como algo destinado a "rehabilitar" al delincuente, y no como lo que debería ser, un duro castigo por sus fechorías. Considerar al delincuente como una especie de víctima social y no como lo que es en realidad, alguien que VOLUNTARIAMENTE ha causado daño a terceros y por tanto debe ser castigado de forma severa para que le sirva de lección y no vuelva a reincidir. En definitiva, el excesivo garantismo y el estúpido buenismo reinantes hoy en occidente, han debilitado de forma drástica la buena convivencia y el bienestar de nuestras sociedades, que ahora se ven acosadas cada vez más por los maleantes de todo tipo, a los cuales nuestros sistemas judiciales tratan con guante de seda. Los delincuentes no temen hoy a la policía, ni temen a los jueces, ni temen siquiera pasar un tiempo en prisión, porque saben que incluso allí dentro estarán muy bien tratados, no tendrán que trabajar y vivirán tranquilamente a gastos pagados. O cambiamos pronto el paradigma de cómo tratar con los malhechores, o nos comerán vivos a las personas pacíficas y decentes. El ejemplo lo tenéis en lo que ha ocurrido estos días por toda Francia, donde ha reinado el caos, el pánico y el terror callejero, provocado por auténticas hordas de terroristas movilizados contra la nación que les ha acogido y les da de comer.