La herencia menorquina en la que está considerada como la ciudad más antigua de Estados Unidos se remonta a 1777, cuando un grupo de personas originarias de la Isla partieron de New Smyrna en una caminata de 67 millas hasta Saint Agustine, en el estado de Florida. Después de casi una década de malas condiciones de trabajo y contratos abusivos, los menorquines huyeron de la plantación de Andrew Turnbull en busca de una vida mejor. 245 años después, el norteamericano Ryan Brennan acaba de completar con éxito esa misma ruta.
La acción, según explica, cumple con un doble objetivo. Por una parte «es un homenaje a las personas que llegaron a Florida en 1768, así como a las generaciones que vinieron después de ellos y que mantuvieron viva la cultura y la historia menorquina para que los historiadores como yo la disfrutaran», apunta Brennan. Por otro lado, el reto forma parte de una acción con el objetivo de apoyar el mantenimiento y futuro de la entidad para la que trabaja como jardinero, The Ximenez-Fatio House Museum.
Estamos hablando de uno de los edificios más antiguos de la ciudad, construido en 1798 por Don Andres Ximenez para vivir con su pareja Juana Pellicer Ximenez, hija de Francisco Pellicer, quien lideró el éxodo menorquín. Con la iniciativa de Brennan se pretende recaudar fondos para la rehabilitación de un centro que después de muchos usos ahora funciona como museo de la ciudad.
«La idea se me ocurrió mientras investigaba la colonia de New Smyrna para una de mis asignaturas en la Universidad», relata el joven, quien confiesa que siempre le «ha fascinado» la historia en torno a cómo fue el viaje en el que los menorquines se aventuraron hasta St. Agustine. «Un día estaba trabajando en mi jardín y me di cuenta de que podía recorrer yo mismo esa ruta y obtener una mejor comprensión de lo que vivieron», rememora.
Una aventura que ha sido exigente. La caminata se extendió la pasada semana a lo largo de cuatro jornadas. En total ha caminado 75 millas, el equivalente a unos 121 kilómetros, siguiendo la costa de Florida. «En general, la experiencia fue genial. Cada día tenía un nuevo desafío, pero superarlos mantuvo las cosas interesantes y me hizo apreciar el viaje realizado por los colonos originales», comenta historiador.
El hecho de ser un experimentado senderista sin duda es un factor que ha jugado a su favor. «Cuando las cosas se pusieron difíciles pensaba en Francisco Pellicer y los otros colonos, y en lo duro que fue para ellos. Eso me dio la fuerza para seguir adelante, especialmente en mi primer día, cuando caminé 23,5 millas. (37,8 kilómetros)», reconoce el protagonista del reto, quien confiesa que le gustaría algún día visitar Menorca para poder afrontar otra aventura, la de recorrer el Camí de Cavalls. Un viaje que le gustaría hacer coincidir con la celebración del Menorca Jazz Festival.
Pasión menorquina
Pero no son sus raíces las que han llevado al joven a interesarse por los Minorcans. «Sorprendentemente, no tengo ninguna conexión genética con la Isla. Sin embargo, he vivido y trabajado en St. Agustine durante 8 años, y he conocido a muchos de los descendientes de los colonos originales. A través de ellos he desarrollado un amor por la cultura, la historia y la comida», relata.
Antes de finalizar la histórica ruta, Brennan ya supo que le gustaría volver a embarcarse de nuevo en la aventura. «Lo más probable es que la caminata vuelva a ocurrir, y si la gente quiere unirse, ¡son más que bienvenidos a compartir la experiencia conmigo!», concluye.