La procesión del Santo Entierro, que concluye con el Sermón de la Soledad, constituye una de las expresiones más vivas de la piedad y la religiosidad popular en la Semana Santa menorquina.
Es uno de los actos centrales del Viernes Santo, al representar la crucifixión y muerte de Jesús durante el Triduo Pascual, eje del año litúrgico de la Iglesia católica. En Menorca, las cofradías y hermandades se encargan de la preparación y organización de esta tradicional procesión, que, al ritmo de los portadores de las imágenes de arte sacro, expresa público testimonio de la devoción y la fe de los menorquines en los centros urbanos de Ciutadella, Ferreries, Es Migjorn Gran, Es Mercadal y Maó.
En Maó participaron las cofradías de La Sang -la más antigua, constituida el 1772 en el Oratorio del Bon Pastor-; los Centuriones de San Cornelio, Nuestra Señora de los Dolores (La Soledad), la cofradía del Santo Sepulcro, la cofradía del Via Crucis -que este año ha incorporado la nueva talla de Jesús Nazareno, bendecida el pasado sábado-; la Cofradía de la Piedad y San Juan Evangelista; y la de San Pedro Apóstol.
La Banda de Música de Maó acompañó el recorrido procesional, tras la concentración de las cofradías en plaza de la Constitución, frente a la iglesia parroquial de Santa María. Al concluir, y después del Sermón de la Soledad, en el interior del templo se representó el Santo Entierro. Fue comentado el silencio y el recogimiento de los cientos de asistentes que cubrieron todo el trayecto o presenciaron la procesión.
La procesión del Viernes Santo en Ciutadella, que empezó y concluyó en la Catedral, fue presidida por el obispo electo de Menorca, Gerard Villalonga; junto con el obispo emérito Javier Salinas, que ha sido prelado de las diócesis de Ibiza, Tortosa y Mallorca.
Encabezada por cruz alzada y los Pueri Cantores, la coral de la Catedral, contó con la participación de las cofradías Hosanna, de la parroquia de Sant Rafel; La Bona Mort, de la Unión de Antiguos Alumnos Salesianos, que este año incorporó un nuevo banderín, con motivo del 75 aniversario de su fundación; las cofradías del Nazareno y los penitentes de la parroquia de Sant Francesc, del Sant Crist dels Paraires, La Piedad de la Catedral, el Sepulcro, con los ‘justs', y los ‘pelegrins', portadores de la imagen de Jesús tras la crucifixión. La Banda de Música de Ciutadella, dirigida por Joan Mesquida, el grupo de tambores y cornetas, y la Capella Davídica, que dirige actualmente Kátia Moll.
[Vídeo por cortesía del canal de Youtube Ciutadella Televisió]
A destacar el respetuoso silencio y la numerosa participación de laicos en el tradicional recorrido, que también fue presenciado por un gran número de personas.
El significado de la cruz
El obispo Javier Salinas pronunció una homilía sobre el sentido y significado del Viernes Santo.
«Jesús consuma su amor hasta el extremo en la cruz. Esta es la señal del cristiano, porque en ella Jesús muestra un amor que es capaz de renovarlo todo, de asumir la oscuridad, el dolor y la injusticia que vivimos las personas; y especialmente los que son víctimas de la violencia y de la injusticia, de todo aquello que destruye su dignidad», manifestó el prelado emérito.
Añadió que «la entrega de Jesús en la cruz es un misterio, ciertamente. Porque no vino a explicar el mal que tantas veces campa entre nosotros, sino que lo asume en su propia vida. Por ello, cuando el mal nos visita y lo vemos continuamente, mirar la cruz es descubrir un signo de esperanza, pues Cristo en lo llena todo con su presencia».
Javier Salinas proclamó que «la última palabra es la de Jesús: Padre, en tus manos, pongo mi espíritu. Y esto es un manantial de confianza que nos despierta, nos renueva y nos invita a seguir el camino de la vida que siempre estará marcado por la cruz, pero que con Cristo será una cruz que lleva a la vida, que nos lleva a la plenitud de la vida nueva que sólo Dios prepara para nosotros.
Vigilia Pascual
La liturgia de la Semana Santa prosigue hoy con la Vigilia Pascual en la que se conmemora la Resurrección de Jesús. Precede y anuncia el Domingo de Pascua de Resurrección. Es la celebración más importante del año en las confesiones cristianas, y su ritual incluye los símbolos de la luz y el agua. Tras encender el cirio pascual, símbolo de la luz, se recita el pregón, que relata la historia de la salvación desde la Creación hasta la muerte de Jesús, que nos lleva a la salvación.
Es una Eucaristía de esperanza y alegría, que proclama la victoria de la luz sobre la oscuridad. Después de las lecturas tiene lugar la bendición del agua. El Triduo Pascual concluye mañana con el Domingo de Resurrección.