La lluvia precipita el final del jaleo en Es Castell

Es Castell ha vivido y celebrado hoy con júbilo, alegría y emoción el Dissabte de Sant Jaume, el primero de los dos días grandes de la festividad patronal. Ni la amenaza meteorológica, en forma de chubascos que se cernió desde el albor de la jornada sobre el cielo de Es Castell y arreció al atardecer, pudo deslucir la celebración ni alteró el itinerario previsto, salvo por la suspensión final del jaleo.

Significar también que la lluvia ya hizo acto de aparición en ciertos pasajes de la tarde incluso con una persistencia mayor a lo que sería una simple llovizna. Pero, combinada con el gregal que sopló a ratos, generó una atmósfera de lo más agradable para el gentío, aplacando el sofoco a lo largo de toda la tarde y es fosquet.

El día, en términos festivos, amaneció con el tradicional berenar que el Ayuntamiento de Es Castell ofreció a la comitiva de caixers y cavallers, que este año lideró Mariano Escanero en su condición de caixer batle –siendo, paralelamente, el caixer más veterano y antiguo de cuantos participan en estas fiestas– y que horas después sustanció el primer jaleo de Sant Jaume 2025. Este año, la cifra de binomios superó los 80 –en concreto, 83. Terminado el ágape, y también en las dependencias del Ayuntamiento, fue el momento del Primer Toc de fabiol y el consiguiente anuncio de parte del pregonero de que las fiestas de Es Castell alzaron el telón. Un instante de por sí de gran emoción, multiplicada de modo exponencial en esta ocasión, en tanto que es la última en que dicha función, después de muchos lustros, la desempeñan Toni Sans Cardona y Cristina Fullana Díez, cuyo turno será mañana por la mañana.

Acto seguido, la Junta de Caixers hizo el recorrido promovido para visitar e invitar a las diversas asociaciones y entidades locales a que sean parte de Ses Festes. El trayecto no dejó de albergar sus momentos de impresión, especialmente apreciable en los rostros de algunas personas mayores. Muchos Sant Jaume a sus espaldas mientras combaten y asumen el inexorable paso del tiempo. De seguro, que las estampas actuales motivaron un viaje mental a otras más juveniles y ancestrales...

Puntualidad británica

A la tarde, poco antes de las 16 horas, según lo previsto, se inició el replec de sa qualcada. Y quizá como lanzando un guiño al pasado y origen inglés de Es Castell, con puntualidad británica, a las 17 horas, se produjo el repique de campanas y disparo de morteretes. Arrancó a su vez el pasacalles con gigantes y cabezudos, acompañados por el grupo Colla de Geganters i Grallers des Castell, la Banda de Música des Migjorn, grupos invitados, Sa Xaranga...

La calle Victory, arteria principal de la población, así como sus vías adyacentes, rugió con el espectáculo y la muchedumbre, que entremezcló gente de todas las franjas de edad; también de la mayor variedad de destinos; lugareños, visitantes, forasteros y extranjeros –sobre todo, franceses e italianos. La música, con la interpretación de piezas clásicas en fechas así, tales como «El gato montés», marcó el paso y baile de los gegants. Asimismo, de todos los presentes. La bulla ya había estallado.

Lógicamente pero, quienes más saborearon y disfrutaron esos momentos fueron los más pequeños. Un éxito especial tuvo entre ellos las figuras que sugirieron a los célebres dibujos animados Los Simpson. Fue igualmente el instante en que la lluvia hizo más que amenazar, aunque entonces no resultó un chubasco molesto. Si acaso refrescante, providencial.

Mientras, los tragos de pomadas y cervezas ya empezaron a adquirir un ritmo trepidante entre los mayores. Y el gentío, a medida que se aproximaba la hora del Jaleo, también creció, se incrementó.

Un par de horas transcurrieron. Hasta que a las 19 –cuando además las retenciones de coches a la entrada de Es Castell para abandonar, y sobre todo acceder a la población, ya eran importantes– devino otro de los momentos cumbre; las solemnes completas en honor al Apóstol Sant Jaume en la iglesia del Roser. Su final propició el comienzo del Jaleo, a las 20 horas, que arrancó, hizo vibrar, sentir la fiesta y se desarrolló sin incidencias. Hasta que a poco de las 22 horas, ya empezada la segunda vuelta, los nubarrones descargaron con furia. El aguacero se prolongó unos 20 minutos, intervalo suficiente para desistir de continuar, según se decidió sobre la marcha. Y con la posterior samba se clausuró un gran día de fiesta en Es Castell, ya que tampoco se pudo celebrar la verbena que estaba prevista en la plaza de S’Esplanada.