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Las voluntarias de San Vicente de Paúl

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San Vicente de Paúl, en el año 1617, fundó en Francia, asociaciones de cristianos que en sus parroquias atendieran a los pobres, a las que él solía llamar caridades. Santa Luisa de Marillac se encargó de visitar y animar estas caridades en los distintos lugares en que eran fundadas por los misioneros en las misiones populares.

La AIC (Asociación Internacional de Caridades) agrupa hoy estas asociaciones continuación de aquella primera fundada por San Vicente de Paúl. Está presente en 52 países, entre ellos y desde 1971, AIC-ESPAÑA. Cuenta con más de 200.000 voluntarios de todo el mundo. Constituye una Red Mundial que lucha contra la pobreza, la injusticia y la exclusión social, teniendo como base los valores cristianos.

Dentro de la AIC, se encuentra AIC-España. La Asociación de Caridad de San Vicente de Paúl se estableció en España en 1915. Para el mejor funcionamiento de su Voluntariado, se encuentra dividida en 9 Delegaciones Regionales y, actualmente, funcionan 190 grupos repartidos por toda la geografía nacional.

Los voluntarios de AIC-España prestan sus servicios a los más necesitados, como la ayuda y visita a domicilio, el servicio de alimentación y ropa, comedores, escuelas, talleres, alfabetización, formación, colonias infantiles y promoción de la mujer.

AIC-España es miembro del Comité Español de Bienestar Social (CEBS) y de la Plataforma para la Promoción del Voluntariado en España. Desde 1968 está confederada con Cáritas Española.

El pasado día 6 de Junio, asistí a un acto emotivo y entrañable en el Colegio de San José, ya que el padre Óscar impuso la Cruz de San Vicente de Paúl a 12 voluntarias, en reconocimiento a su labor de ayuda a los necesitados, totalmente altruista, caridades como llamaba el Santo.

El 20 de agosto de 1617, Vicente de Paul, aquel joven cura de pueblo, con 36 años empezó esta labor de ayuda al necesitado; cuatrocientos años de labor humanitaria ayudando a los necesitados…

La conocí como educadora en el Colegio de San José, de Mahón, ella jovencita y yo un niño que se estrenaba como estudiante, me refiero a Sor Demetria, una de ses monges des Cós; la recuerdo con cariño y nostalgia junto a Sor Ana, Sor Aurea, entre otras, cuyos nombres se me han borrado del disco duro que llevamos todos dentro de nuestra memoria.

Estos días en la Isla del Rey, se ha terminado la reconstrucción de la caseta de las monjas y el muelle de la zona Norte del Hospital Militar, aprovechando que el Señor Obispo Francesc Conesa, mañana domingo oficiará una misa en la capilla Católica de la isla, aprovechamos para invitar a Sor Demetria visitar a su caseta de ses monges, que juntamente con otras monjas visitaban el Hospital Militar, dando consuelo, ánimos y cuidados a los enfermos de aquella época. Aproveché para entregarle unas fotos, cosa que agradeció, pero, con más de 90 años me dice: «José, si Nuestro Señor me da fuerzas el domingo me tenéis con vosotros, que también hacéis una gran labor de voluntariado recuperando los edificios de aquel Hospital».

Esta vez la frase mallorquina, vatuadell cent llamps, va dedicada a mi amigo ciutadellenc Nito H. compañero bancario.

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