En ocasiones hemos hablado de la marihuana, del cannabis y hemos incidido en el riesgo que supone consumirlo en personas jóvenes. Y es que es este un tema que preocupa, que continuamente están en los medios pues el de nivel de adicción de la marihuana ha ido aumentando superando al de la nicotina (tabaco) en ciertos países como EEUU.
Y es que es conocido que el tetrahidrocannabinol (THC), sustancia activa de la marihuana, puede actuar sobre el cerebro de los individuos más jóvenes al estar en crecimiento, dado la plasticidad del mismo, haciéndolos más proclives a alteraciones de la memoria, del control de los impulsos, de ciertos hábitos, del aprendizaje y más sensibles a la exposición de otras sustancias adictivas (mayor riesgo para el consumo de otras drogas), al tiempo que aumenta el riesgo de presentar alteraciones psicológicas tipo ansiedad, depresión y como vimos trastornos psicóticos en individuos adolescentes.
El grado de dependencia en los adolescentes a esta droga sería de dos a cuatro veces más frecuente que en la población general en los dos primeros años de consumo. Y su síndrome de abstinencia serían los habituales con ansiedad, irritabilidad, insomnio, y necesidad de consumo imperioso.
Sabemos y hemos comentado en otras ocasiones que aquellos adultos que consumieron marihuana en la adolescencia tendrían menos conexiones en regiones del cerebro como el hipocampo, el locus cerúleos, en el lóbulo temporal medial y la región prefrontal todo ello relacionado con la atención, las funciones ejecutivas, etcétera
Dada su trascendencia en los jóvenes en la última reunión anual (2024) de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA), leemos, se ha vuelto a poner la voz de alarma habida cuenta que el abuso de cannabis entre adolescentes en Estados Unidos ha aumentado hasta un 24-25 por ciento desde el 2000 y que los productos que se utilizan, según concentraciones de tetrahidrocannabinol (THC), han se han incrementado desde el 2-4 por ciento al 15-24 por ciento en la actualidad.
Ya comentamos sobre los datos relativos a las concentraciones de THC, según el tipo de marihuana consumido, se clasificaba a los individuos en dos categorías; aquellos que lo consumían de baja potencia o con un THC inferior al 10 por ciento o aquellos de alta potencia con un THC superior a este porcentaje. Estas concentraciones se relacionaron con el riesgo de debut psicótico en los jóvenes, dentro del conocido como trastorno por el consumo de cannabis (TCC), una entidad patológica en aumento en los adolescentes.
La realidad es que el estudio de Di Forti M et al. (Lancet Psychiatry. 2019) que evaluó los efectos del consumo de cannabis sobre la incidencia de psicosis en diferentes ciudades alentó sobre evitar el cannabis de alta potencia pues con ello se podría prevenir hasta el 12,2 por ciento del TCC, que en lugares de alta prevalencia como Londres podrían llegar al 30,3 por ciento o incluso al 50,3 por ciento en Amsterdam. De ahí la importancia del tema de la concentración de THC en el consumo de la marihuana y la prevención de los trastornos psicóticos.
Un estudio de cohorte retrospectivo de Adrienne R et al (Poison Centre Research: 05 Dec 2022), en el que la última reunión anual (2024) APA se fundamentó para su alarma, realizado en población de 6 a 18 años según datos del National Poison Data System (NPDS) que entre el 1 de enero de 2000 hasta el 31 de diciembre de 2020 mostró como entre 2000 y 2020 hubo 338,727 casos relacionados con exposición intencional a la marihuana, que las ingestiones por uso indebido/abuso fluctuaron con el tiempo, con un pico en 2011.
Dándose en mayor medida en hombres (58,3 por ciento) y más del 80 por ciento ocurrieron en jóvenes de entre 13 a 18 años. La mayor cantidad de resultados médicos graves se dieron en los grupos de mayor edad y las potencialmente mortales en los varones.
Las tasas de exposición a la marihuana más altas en general se produjeron entre los años 2017 y 2020.
Comentan que los dos factores que inciden en el TCC son la edad, mayor cuanto más joven es el adolescente, y superior si es antes de 16 años; y por la frecuencia, si se consumen puntualmente o diariamente; y el segundo factor, es el sexo biológico, las tasas de trastorno por consumo de cannabis son más altas en los varones.
Se puede concluir con ello que la mayor disponibilidad y generalización de la marihuana al existir mayor tolerancia (legalización) podría influir en la mayor facilidad de para su consumo entre los jóvenes, de ahí que toda alarma es poca.