Con el IBEX 35 en máximos anuales -protagoniza un aumento del 27 por cien desde enero- Menorca también registra la punta de la concentración de famosos que, dispersos en la geografía insular, practican el ver sin ser vistos. Su objetivo consiste en pasar desapercibidos.
Varios de ellos interrumpirán su solaz para acudir en la tarde del martes al enclave privilegiado de la Illa del Rei -otra isla en esta isla- y participar en el foro que este año aportará cuatro miradas de franceses que han descubierto nuevas inquietudes culturales, sociales y económicas en Menorca.
El cónsul Michel Magnier, la profesora Peggy Audval, el empresario Emmanuel Javal y el exprimer ministro de la República francesa Manuel Valls, hoy ministro de Ultramar, explicarán su relación e iniciativas cuando aspiramos a una Menorca más limpia y noble, culta, rica, libre, despierta y feliz, como escribió Salvador Espriu en «Assaig de càntic en el temple». La diputada Cayetana Alvarez de Toledo y el periodista Arcadi Espada asistirán al foro, junto con la presidenta del Govern, Marga Prohens; y también estará Mercedes Milá, leal colaboradora de estos indómitos voluntarios que integran las tropas benefactoras del infatigable general Luis Alejandre.
Espada en el 'lemon'
Hallamos numerosas referencias a Menorca en el blog de Arcadi Espada, como la historia, poética pero cierta, en la que perdió una avarca durante una arriesgada aventura marinera en una cala muy secreta.
El periodista pide a Borja Matoses -nuestro mejor experto en cocinería local- su lista de restaurantes de Menorca, que actualiza constantemente tras comprobar y degustar in situ los ingredientes, platos, sabores, texturas y tersuras.
Desveló Espada, hace un año: «El que no estaba en la lista de Matoses era el Bahía en Es Castell, camino siempre del Lemon. Una luz mortecina, dos mujeres, un hombre, un huerto exuberante y la admirable búsqueda del original de todas las cosas que, como se sabe, solo en Etxebarri puede darse. Fue la mejor cena en la isla. No es mucho. No es poco».
Quien ha sido galardonado con los premios Francisco Cerecedo (2000), Ciudad de Barcelona de Literatura, por «Contra Catalunya» y Espasa de Ensayo (2002) por «Diarios», regresa a Menorca porque aquí reverbera el eco de su gran mentor, Josep Pla.
A los autores del «Quadern gris» y la «Vida de Arcadio» les une más ser y ejercer, ambos de illòmans, que la rauxa de la tramuntana. Cada isla acaba en su mar, que marca límites, territorios y paisajes, pero cada isla sigue navegando en el mar de su propia historia.
Los menorquines -en esta tierra que es mucho más que piedras y viento, como tituló Mario Verdaguer- aspiramos a ser universales al haber sido fenicios y cartagineses, árabes, romanos, catalanes, ingleses y hoy españoles, y forma parte de una comunidad -Balears- donde cada una isla es otro mundo. Tan cerca, tan lejos.
En Marivent
La recepción que ofrecieron Don Felipe y Doña Letizia el lunes en Marivent -con la presencia, por primera vez, de la Princesa Leonor y la Infanta Sofía- dio la oportunidad a un nutrido grupo de menorquines de plantear directamente al jefe del Estado variopintas cuestiones sobre la Isla.
El bullicioso alcalde de Alaior, José Luis Benejam, no perdió comba y, directamente, invitó a Felipe VI a visitar el municipio, porque «hay vida en Menorca más allá de Maó y Ciutadella». La más traviesa fue la alcaldesa de Sant Lluís, Loles Tronch, que se convirtió en la Wally de la noche.
Héctor Pons, abstraído en la aprobación del plan económico-financiero que le quita el sueño, también saludó al Rey, quien sabe que la residencia de Juan Ignacio Balada -«oye, este hombre tiene una vida de novela»- permanece cerrada en la plaza Don Juan de Borbón de Ciutadella. No se demorará la decisión sobre esta casa.