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Cartas de los lectores

Violència
de gènere
Reb un correu electrònic d'Amnistia Internacional per a que demani a Zapatero, com a president de torn de la UE, que intercedeixi per nou defensores dels drets humans de Nicaragua. S'enfronten a varis càrrecs per haver ajudat a avortar a una nena de nou anys violada. Nou anys! Se m'encongeix el cor i torn a llegir-lo perquè crec no haver entès bé. Quin delicte poden haver comès aquestes dones?

Des de fa any i mig l'avortament està prohibit a Nicaragua, fins i tot amb fins terapèutics. Un cop més es denega a les dones i a les filletes el dret a decidir sobre les seves pròpies vides, sobre els seus propis cossos. Perquè són víctimes, des que neixen dones, de multitud de tipus de violència.

Les xifres haurien de fer envermellir a aquells que miren a una altra banda. A la nostra segura i avançada Europa, encara hi ha països que consideren la violència de gènere una qüestió menor, que està a l'abric de la llar i la vida privada.

Espanya està promovent la creació d'un Observatori Europeu contra la violència de gènere. Si el Govern espanyol no aconsegueix el consens de tots els seus socis, l'Observatori serà una vana il·lusió de sis mesos.

I fa molta falta que ens diguin com, quan i on les dones pateixen abusos i què fan els governs per evitar-los. Per a que no hi hagi més víctimes. Ni una sola. Ni a Europa, ni a Nicaragua.

Biel Olivar
Maó

Situación de la mujer rural salvadoreña
En el marco del 08 de marzo, Día internacional de la Mujer y en lo referente a las mujeres de sector rural, donde cada 15 de octubre de 2009 se conmemora el Día de la Mujer Rural en El Salvador; además de ser días de visibilización del aporte de las mujeres a la sociedad, también se convierte en días de análisis sobre lo que significa realmente ser mujer en las zonas más marginadas y desprotegidas del país.

Los indicadores reflejan que el 37% de la población total del país habita en la zona rural, de los cuales el 51% son mujeres. De estas el 13.9% se ocupan en la agricultura y la pesca, dos sectores que se vieron fuertemente afectados después de la tormenta IDA y la depresión tropical del pacífico, cuyos estragos pudieron haber sido menores sí realmente se atendieran las necesidades de protección y conservación del medioambiente en el país y existiera una definida y clara política nacional de prevención de riesgos.

Las fuentes de la FAO indican que cerca del 27,3% de los hogares rurales está en manos de mujeres, de los cuales el 30% son no pobres y el 25,2% son jefas de hogares pobres. La jefatura de hogar femenina ha aumentado, pese a que en las estadísticas se subestima esta información, debido a patrones culturales. Sumado a esto, el trabajo que desempeñan las mujeres en la agricultura esta subestimado; ya que es considerado una actividad reproductiva más que no tiene un valor remunerado.

En la vida rural es mucho más marcada la división sexual del trabajo, las tareas agrícolas desempeñadas por la mujer tienen relación con el tipo de cultivo y de actividad. En la producción de alimentos, especialmente cereales básicos, hortalizas y frutas, las mujeres participan profusamente, ocupándose también de la siembra, abono de la tierra, recolección, deshoje, almacenamiento y comercialización de los productos obtenidos. Además de tener a su cargo todas las tareas del hogar, incluidas actividades como el acarreo de agua, que realizan con la ayuda de sus hijas o hijos.

Un factor muy importante es la destacada participación de las mujeres en las estructuras organizativas de las comunidades rurales; cada vez son más las asociaciones de mujeres que se acreditan en los Municipios y cada vez son más las mujeres que están formando parte de los espacios de toma de decisión en Juntas Directivas (mejor conocidas como ADESCOS), intercomunales, Comités, cooperativas y grupos "ad hoc", dentro de las comunidades.
Sin embargo, las limitantes para la plena participación de las mujeres en el desarrollo rural, aun deben ser superadas, por lo que se hace necesario trabajar incesantemente en la promoción entre los agentes del desarrollo rural y sustentable, valores y actitudes igualitarias entre hombres y mujeres, eliminando los estereotipos sexistas para fomentar las imágenes positivas de las mujeres rurales.

De igual manera, se debe trabajar intensamente en la construcción de una Nueva Masculinidad, donde el hombre asuma su responsabilidad, se transforme, adquiera conciencia y posibilite en la parte que nos corresponde unas relaciones de poder equitativas y justas tanto dentro del hogar como en el ámbito laboral y en la sociedad en general.

Fons Menorquí de Cooperació

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