Volando, volando...
Resido en Menorca con mi esposa y dos hijos. Si volamos a Palma de Mallorca, capital de la provincia con el beneficio del descuento del 50% por ser residentes, el precio total en clase turista nos sale por 392€ ida y vuelta.
La distancia màxima entre los extremos más alejados de ambas islas más el tramo de mar que las separa ronda los 150 kms.
Si dispusiéramos de una carretera, llenando el depósito de nuestro utilitario con 50€ de gasoil, combustible suficiente para recorrer 900 Kms., podríamos viajar a Mallorca tres veces, ida y vuelta. Sin embargo los tres viajes en avión nos salen por la friolera de 1.176€, ello con el riesgo de no encontrar pasaje, salvo en "bussines" que son mucho más caros y que casi siempre van vacíos u ocupados por políticos a quienes el billete les sale gratis. Y volar no siempre resulta apetecible y menos cuando hay tormenta.
Pues bien, resulta que el Sr. ministro de Fomento nos quiere encarecer el precio de los billetes a costa del descuento por ser residentes. Una de dos, o al Sr. Blanco se le han olvidado las matemáticas o a los españolitos residentes en las islas nos está tratando pero que muy mal en comparación con los compatriotas de la Península.
Juan Miguel Pons Vinent
Mahón
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Reencuentro de dos gemelos
Por iniciativa de Cristina, mi esposa, y con la valiosa ayuda de doña Francisca Marí Mercadal, directora de la agencia de viajes "Pons Sans", mi hermano gemelo Carlos pudo regresar recientemente a Menorca desde Buenos Aires, tras cincuenta años de ausencia, para pasar unos días. De ese bello reencuentro dio buena cuenta este diario, en una entrevista que, firmada por M.P.F. se publicó el pasado día 7 de septiembre y que fue ampliamente comentada por multitud de lectores, teniendo, incluso, una gran repercusión a nivel internacional gracias a la edición digital del "Menorca". Sirvan, pues, estas líneas como sincero agradecimiento a todas aquellas personas e instituciones que hicieron posible el reencuentro con mi hermano Carlos. Un sueño, al fin y al cabo, hecho felizmente realidad.
Emilio García Simó
Maó
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Conductors impacients
Cada any es celebra el dia sense cotxes, per tal de conscienciar els conductors del bon ús del vehicle i fer una ciutat més humana. Precisament és el que falta la resta de l'any; humanitat i respecte a les persones que vivim als carrers estrets de Maó i patim un trànsit important (Rovellades), persones grans i amb necessitats especials, on pujar a un taxi o un cotxe adaptat és suportar una simfonia de crits i pitades. ¿Què passa amb aquests conductors impacients? ¿Són els mateixos que no dubten en saltar un semàfor en vermell posant en perill la vida dels altres? Tranquils, paciència que algun dia ens tocarà a noltros.
MARGARITA SANS SINTES
Maó