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Cartas de los lectores

Carta als veïns del centre de Maó

Visc amb la meva dona i els meus fills a sa Costa de sa Plaça, al mateix centre que aquests dies està tan "comentat" pels diaris deguts als canvis que l'actual equip de govern ha fet a la circulació.

Durant aquestes darreres setmanes hem sentit i llegit moltes coses com, per exemple, carrer de ses Moreres tancat pels bars, tren que va passant encara no sabem per on, carrers oberts al trànsit que podrien ser perillosos, etc... A nosaltres, personalment, ningú ens ha informat i pel que hem pogut demanar als veïns tampoc a ells.

No vull entrar en si jo, personalment, estic a favor o en contra, aquesta carta no té aquesta intenció, la finalitat de la mateixa és demanar als veïns i veïnes que hi ha al centre i barriades si estan interessats en crear, tots junts, una Associació de Veïns, ja que nosaltres no en tenim cap i així l'Ajuntament ens podria consultar també a nosaltres els possibles canvis que volen fer, ja que hi vivim aquí tot l'any.

Demanem, únicament, que ens tinguin en compte a l'hora de prendre decisions que no només afecten els comerços, sinó a les persones que vivim aquí sempre i creiem que la millor manera de fer-ho és creant una associació com tenen quasi tota la resta de barriades de Maó.

Si esteu interessats en reunir-nos per xerrar del tema de la creació d'una associació, us demanem que us poseu en contacte amb nosaltres al mail centredemao@hotmail.com o al telèfon 630 12 28 65.

Si no ens hem informat malament, la barriada del centre comprèn, més o manco, fins dalt es Cós de Gràcia, carrer Ciutadella cap al centre i fins la plaça del Príncep. Tothom que visqui dins aquests límits entraria perfectament dins la barriada del centre de Maó.

Esperem la vostra resposta, només volem que ens informin dels canvis que ens poden afectar, creiem que estem en el nostre dret.

Salutacions.

Carles Puig Ferrer
Maó


El sol de medianoche

El pasado 28 de junio tuve el privilegio de conocer la experiencia de visitar el Cabo Norte noruego, punto más septentrional de Europa. En aquel agreste y desolado lugar, azotados por llovizna y un fuerte y gélido viento procedente del Polo Norte, esperamos en vano un sol que no llega a desaparecer en el Océano Glaciar Ártico y que está presente las veinticuatro horas del día. Pasadas las doce de la noche y con la misma claridad del mediodía pese a las densas masas de nubes y la borrasca que nos caía encima, abandonamos el lugar un poco defraudados por la ausencia de ese Sol de Medianoche, pero también felices por vivir ese maravilloso fenómeno de la naturaleza de esas continua luz que envuelve esos países escandinavos. Cinco días después salimos de Noruega, ese hermoso y mágico lugar de rocas y montañas, con sus nieblas y sus tundras, su nieve, fiordos y montañas, sus lagos y cascadas, sus trolls y sus ríos, y sin haber tenido la oportunidad de ver aunque de cualquier otro lugar aquel esperado sol. Caprichos de la Naturaleza. Finalmente y ya en Suecia y también en Finlandia al día siguiente, cuatro componentes del grupo y yo pudimos fotografiarlo. Esperamos su caída e instantáneamente su alzada en medio de un bellísimo juego de intensas y variadas nubes. Fue un espectáculo inolvidable.

Finalmente, extiendo mi felicitación al Todopoderoso por haber dejado un hueco en ese mundo para llenarlo de esos preciosos países que no sólo nos ofrecen su belleza, sino la maravilla de ver como viven su existencia en completa paz y armonía con la Naturaleza, algo tan necesario como la vida misma. Mi alabanza y mi alegría por haber conocido ese Sol de Medianoche que no todo el mundo que pasa por esas preciosas tierras tiene la suerte de poderlo conocer.

Margarita Monjo Pons
Maó


Tropelías

Acabo de leer un desternillante artículo de Antonio Burgos en "El Recuadro" de ABC (13-7-11), criticando, con su profunda ironía, los cambios de nombre ordenados por Bildu a las ciudades del país vasco, que, a partir de ahora se llamarán Araba, Bizcaia, Gipuzkoa, Gernika, etc., en sustitución de los conocidos Álava, Vizcaya, Guipúzcoa y Guernica.

Y en pleno artículo hace un guiño al topónimo de nuestra ciudad, oficialmente Maó, que busca y no encuentra en los mapas, hasta que averigua que se trata del antiguo Mahón, "el Mahón de toda la vida", el conocido hasta en las quimbambas, que un grupo de radicales independentistas otrora en el poder, ordenaron sustituir.

El comentarista, en abierta discrepancia con una disposición que los tozudos defensores a ultranza de la "patria vasca", igual que aquí hicieron los auto proclamados componentes de los desconocidos "països catalans", han conseguido convertir en Ley, censura la actitud genuflexa y de cobarde pleitesía de las Cortes Generales, "del clamoroso silencio de la Real Academia Española, callada como una hetaira" (copio textualmente) y hasta de Su Majestad el Rey, que firmó la Real Orden publicada por el Boletín Oficial del Estado, y dice que no está dispuesto a cumplir una Ley que contradice otra de rango superior, la Constitución española.

La fina agudeza de Antonio Burgos convierte en socarrona una cuestión que merece seria resistencia en una época de fuerte recesión económica, en un país destacadamente turístico, que obtiene gran parte de sus ingresos de nuestros visitantes, a quienes no convendría despistar con nombres que no conocen y carteles que desorientan. Conocido es el caso de aquel alcalde de San Francisco cuyas ideas anti hispanas le indujeron a cambiarle el apelativo a su ciudad, que pasó a llamarse "Frisco"; hasta que los propios ciudadanos, celosos de la tradición, le obligaron a devolverle a su localidad el nombre original que le pusieron los españoles y por la que es conocida en todo el mundo.

De la misma manera resulta cuando menos poco inteligente eliminar el nombre de Mahón de la isla que produce el "Queso Mahón", que se la conoce por su rada, el magnífico "Puerto de Mahón", cuyas tres primeras letras forman la matrícula marina y las siglas de nuestro Aeropuerto. Y ya va siendo hora de que los mahoneses abandonen su actitud dócil y pasiva, y dejen patente su deseo de recuperar lo que les fue arrebatado.

Francisco Pons Montanari
Maó

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