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Cartas de los lectores

Nostalgia

Con cierta regularidad, un par de veces al año, mi mujer y yo abandonamos la tranquilidad de la Isla para conocer nuevos horizontes, descubrir lugares lejanos, ciudades que no hemos visitado anteriormente, geografía práctica, vamos. O sitios que conocemos pero que nos apetece volver a ver.Esta vez, en compañía de un grupo de amigos, jubilados como nosotros, hemos pasado una semana en Madrid, esta capital maravillosa donde siempre encuentras rincones que desconocías, edificios en los que nunca te habías fijado, iglesias cuya belleza te asombra, pequeños museos con increíbles obras de arte… ¿Han visitado el Lázaro Galdiano?. ¡Precioso!. ¿Y qué decir del Sorolla?. ¡Extraordinario!. Para ver El Prado se necesita una semana entera…En el recorrido por los alrededores hemos estado en El Escorial (curioso que el nombre de esta maravilla tenga su origen en la palabra "escoria", pues el paraje en que se construyó era un estercolero), con sus impresionantes criptas de los Reyes, de las Reinas, de los Infantes; con la perfección de su arquitectura simétrica, de sus jardines. En el Palacio de La Granja, con sus admirables lámparas de cristal, en el portentoso Valle de los Caídos, con su altísima cruz sobre cuyos brazos caben dos autobuses; en el hermosísimo Palacio de Aranjuez, donde al atravesar sus bellísimas salas parecen oírse los sones del famoso concierto…

Paseamos por los encantadores jardines que bordean el Tajo y, antes de deleitarnos con unas migas y un sabroso codillo en "El Rana Verde", nos llegamos al Museo de Falúas para contemplar un grupo de embarcaciones históricas que fueron antaño distracción de monarcas y reinas. Ricos y ostentosos juguetes, regalo de personajes y de ciudades a SS. MM., obras de arte de ebanistas y carpinteros navales cuya pericia fue reconocida y admirada. Y entre ellas, aquella que regaló a Isabel II nuestra ciudad. Nuestra falúa. La que lleva en popa una inscripción que dice "Mahón a su Reina" coronando el escudo y el nombre: "Maho", así, con hache, como se la ha conocido siempre, como debería ser.
Gari, una de las componentes de nuestro grupo se lamentaba: "¡es que me da tanta pena, ver escrito el nombre de nuestra ciudad sin hache, que nadie lo reconoce!". "No te apures, - le dije convencido -, tu volverás a ver Mahón bien escrito, te lo aseguro". Y lo dije con pleno convencimiento; variar la topología, quitarle letras a un nombre propio es una tontería, y la estupidez humana es como la fuerza bruta: en determinados momentos puede llegar a amedrentar e imponerse, pero no perdura. La verdad, lo acertado, siempre acaba por resurgir. ¡Ya lo verán!.

Francisco Pons Montanari
Expresidente
de Iniciativa Cívica Mahonesa
Maó

No nos cambien
el psiquiatra

Democracia, Constitución, obligaciones, derechos "egalité y fraternité". Qué bien suena pero siempre hay algún pero o como yo digo algún manzano para que me suene tan bien. Dirán ustedes a qué viene todo esto. Muy sencillo, porque cuando nos piden el voto para hacer cumplir todas esas cosas que he enumerado y ya cuando tienes eso cumplido no se acuerdan nunca más de que existimos.Si no es para recortar, subir o alargar las listas de espera, impuestos y quitarte derechos y, como es mi caso, imponerte un psiquiatra que no conoces de nada, quitarte el que te inspira confianza, entiende tu enfermedad, sabe lo que has sufrido y lo que sufres, te trata como persona que sigues siendo a pesar de la enfermedad.Y por eso pido elegir al doctor Calzada, psiquiatra como la copa de un pino, por favor dejen que los pacientes psiquiátricos no perdamos los derechos de elegir, de votar, lo mismo que no hemos perdido las obligaciones que desde que tengo uso de razón he cumplido y cumpliré.

Esto es una llamada de socorro a quien corresponda. No hacernos sufrir más, por favor.

José Vargas Olmo
Maó

En recuerdo del padre Macián

Muy querido y recordado padre Macián: Tú también ya hace seis meses que te has ido a la Casa del Padre. Iba a decir que nos has "dejado"; pero no, esto no es verdad. Sigues indeleble en nuestro recuerdo. Me enteré de tu partida cuando pregunté por ti en el diario "Menorca", al enviar mi carta de recuerdo a Antonio Botella. Tú, como él, has dejado un gran vacío. Antonio era, y es, un referente inolvidable del baloncesto menorquín. Tú eras y eres un referente admirable del servicio sacerdotal a Menorca. ¡Qué difícil será llenar vuestro vacío!...En la época de mi década mahonesa, 1949-59, no coincidíamos demasiadas veces. El colegio La Salle estaba ubicado en la Parroquia del Carme y tú ejercías en otra. Pero me acuerdo que en un acto colegial me dijiste que tú de pequeñito habías sido también alumno del Colegio, por los años de la Segunda República. Que allí habías aprendido a rezar y a amar a la Virgen. "Allí comenzó mi vocación sacerdotal"... No era la primera vez que oía esto. Anteriormente me habían contado experiencias parecidas dos sacerdotes excepcionales: D. Antonio Tutzó García de La Parra, M.I.Chantre de la Catedral, y D. Valentín Herrero, premiado en su vejez con el título de "Prelado Doméstico de S. S.". Ambos, en lugares tan distanciados como son Mahón y Valencia, me habían contado su paso inolvidable por el colegio La Salle de Mahón. Se hacían lenguas de un Hermano excepcional y entrañable: Frère Téodart, el director en la década del 1910. Ambos lo admiraban con emocionada veneración. Les había impactado profundamente su humilde piedad, siempre con el rosario en la mano en su tiempo de vigilancia en los patios; su mirada siempre dulce y serena; su bondad, llena de comprensión. "¡Un santo, me decían, gracias a él soy sacerdote!"… Es que no puede olvidarse la heroicidad que significó el acto valiente de los muchos Hermanos Lasalianos franceses que en 1905 prefirieron desterrarse de "su dulce Francia", huyendo de la persecución religiosa de las Leyes Combe, antes que renunciar a su vocación religiosa de educar a la juventud. De verdad, eran unos santos varones admirables… Más de una cincuentena de ellos se establecieron en las Islas Baleares. En Menorca fundaron los colegios de Mahón y Alayor, sin idea de español ni de menorquín. Fieles a su vocación docente, afrontaron con valentía y alegría prodigiosa todas las muchas e imponderables dificultades que se les presentaban. A veces algunas expresiones lingüísticas, de significado diametralmente diferente, les depararon más de una inesperada sorpresa, como la de una madre de Alayor que fue a pedir consejo al Hermano. Su retoño era demasiado rebelde y travieso. "Hay que taparle fuerte el culito", fue la respuesta… Menos mal que entre risas el Hno. Director deshizo el entuerto. "taper", en francés, es lo mismo que "batcular", en menorquín. Pero esto es otra historia.Mi carta de hoy es para ti, admirado padre Macián. En tu etapa de colegial ya no estaba Frère Téodart. Estaban otros Hermanos, franceses unos, españoles otros: Charles, Sebastién, Pedro, T. Juan, etc.. A ti también te cautivó la humilde piedad de aquellos Hermanos y su generosa dedicación, siempre alegre y servicial, a la educación de los niños. Este ejemplo te indujo a ser sacerdote. No pudiste elegir mejor. En ti, como en muchísimos otros sacerdotes, los menorquines han encontrado el servicio de lo que es un sacerdote de verdad, un "Alter Christus". Sí, otro Jesús. Porque tú, en tus muchos años de vida sacerdotal, has actuado como hubiera hecho Jesús en estos tiempos de la electrónica y de la velocidad: Rezar, predicar, servir, comprender, perdonar… y escribir.

Cada vez que iba a Mahón a estar unos días con Antonio Botella y Lorenzo Sintes, acudía a tu misa dominical en el centro hospitalario. Te alegrabas de verme, te interesabas por mi familia, ofrecías la misa por mi hija Beatriz, que ya ríes y hablas con ella… Rezabas como rezaba Jesús. Predicabas con dulzura entrañable. Contigo todo era serenidad. En el hospital eras el dulce ángel consolador de los dolientes, la bondadosa sonrisa de Dios... ¡¡¡Cuánto bien hiciste, querido Vicente!!!.

Como periodista y representante eclesial en la redacción del "Menorca" fuiste la serena discreción servicial. Tu columna periodística rezumaba sabiduría y sencillez… Sí, fuiste un "alter Christus" en este siglo prodigioso. Hay dos escenas evangélicas de sublimidad estremecedora. Una, cuando Jesús pregunta a la mujer adúltera, condenada a muerte de lapidación,: "¿Dónde están tus acusadores?... Yo te perdono, vete en paz". La otra, cuando Jesús desde los horrores de la Cruz nos da la lección suprema del Amor y del Perdón: "¡Perdónales, Padre!". Tú fuiste un excelente discípulo de tan sublime Maestro. ¡Gracias por tu vida! ¡Gracias por tu ejemplo! ¡Gracias por tu servicio!

Tu cuerpo ya es polvo y ceniza, pero tu espíritu está con Dios para siempre y con nosotros también. El espíritu ya no muere nunca, es eterno. Precisamente Dios es Dios porque es Espíritu. Si fuera algo material y tangible, sería caduco y perecedero. Por ser Espíritu es Eternidad… Porque Dios existe. Precisamente quien mejor lo reafirmó gráficamente fue el hombre más anticlerical del s. XVIII, Voltaire, al contestar a sus corifeos, mostrándoles su reloj de bolsillo: "Creeré que Dios no existe el día que me demostréis que a este reloj no lo ha hecho un relojero"…

Sí, querido Padre Macián, tú espíritu está con Dios y también con nosotros… Y como el otro día pedía a Antonio Botella , hoy también te pido especialmente a ti que, junto a los muchos buenos lasalianos que nombraba y junto a otros muchos que omití, como los Seguí, Pons, Reynés, Mir, Gomila, Cardona, Mercadal, Jover, Carreras, Victory, Hernández, Passarrius, Rubio, Orfila, Taltavull, Conforto, Ponsetí y tantísimos más, cuides de esta isla encantadora y protejas a su buena gente. En ti yo venero a esta Menorca maravillosa, isla blanca y azul, piedra y viento, que tanto amo, tanto recuerdo.

JUAN FRANCISCO VANRELL NADAL

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