La falsocracia nacional:
Suiza mon amour
Desde hace un tiempo tengo la sensación de asistir a una farsa permanente, en la que como tal, se me pretende engañar, fingir aparentar u ocultar algo. Las obras de enredo con trama política llevan ya mucho tiempo, demasiado, representándose en la cartelera nacional. Los protagonistas de estas farsas son desgraciadamente numerosos y para no faltar a la verdad, sus actores pertenecen a diversos partido-escuelas de interpretación que compiten para ver quien hace, la mejor obra de enredo.Últimamente, a fuerza de ser sincero, se llevan la palma las farsas del teatro Génova ubicado en la capital del reino, producidas por el Partido Popular. Todos recordamos, hace apenas un año, la inolvidable farsa de su programa electoral. En la actualidad, triunfa escandalosamente la obra "Suiza mon amour" con el conocido galán Bárcenas como protagonista, extesorero del PP y con treinta años de experiencia en la suma y resta de cuentas de dicho partido político. .Actor de la máxima confianza de su director, y de continuidad repetidamente defendida hasta poco antes del día del estreno por el mismísimo Don Mariano, mantiene en todo momento la intriga por el desenlace final, que el público augura apoteósico.
El libreto en el primer acto, es de lo más indignante pues la farsa que se desvela al público viene de lejos, de muy lejos. De tanto, que resulta que muchos de los presuntos enredos delictivos cometidos, justamente acaban de prescribir. Ahí hay que aplaudir la inteligencia del guionista. La trama de la farsa comienza con la aparición de una oscura cuenta en Suiza por valor de veinte millones de euros, cuyo beneficiario es el susodicho actor protagonista, Sr. Bárcenas. Tan oscura es, como candidata al blanqueo pretende. Llegados a este punto de la obra, el guión comienza a complicarse con un giro misterioso. La aparición en escena de unos fantasmagóricos sobres repletos de dinero, que pululan presuntamente entre numerosos miembros de la ejecutiva y cúpula del Partido Popular. La farsa se vuelve delirante, pues resulta que nadie los ha visto, nadie los ha recibido, pero muchos conocen de su existencia…y a los que no, no les consta. La inverisimilitud crece de tono todavía más, con una genial pirueta de enredo a través de la cual, el guionista pretende hacer creer al público, que en los muchos años que llevaba el Sr. Bárcenas gestionando las tesorería del PP, nadie sabía en el partido exactamente lo que hacía y gestionaba. Otra vez la inopia del poder. La duda aparece, las certidumbres se intuyen, las sospechas de corrupción al más alto nivel avanzan y las sombras de la presunta financiación ilegal en toda regla del PP, se extienden rápidamente.
No me dirán Uds. que la estructura de la obra se las trae y promete, pues las amenazas de destapar el enredo, por el actor principal, ponen de los nervios al resto de los actores de esta sublime farsa. Ser o no ser, destapar o no destapar, he ahí la cuestión.
En el horizonte del prometedor segundo acto todavía no desvelado, el publico atónito, augura un más que posible épico final, que dejaría entrever, una más que posible, próxima convocatoria electoral.
Particularmente como espectador, estoy harto de este tipo de farsas por más entretenidas que sean. Todo está llegando a unos límites francamente repugnantes en la manera que tienen algunos de entender y aprovechar la democracia. Creo sinceramente que este país no merece la moral que adoctrina este teatrillo barato, ni la farsocracia que propugnan como modelo de la vida política española. La moraleja que desprenden todas ellas, es que va siendo hora de acabar con los farsantes si no queremos que nuestra vida se convierta en una farsa y consecuentemente, nosotros en tan farsantes como ellos.
Jordi Viola Giner
Alaior
Carrer o autopista
Sant Josep?
Som una família jove que fa uns anys ens vam comprar una casa al carrer Sant Josep.Vam escollir aquest carrer per la seva tranquil·litat tot i estar al centre.Ara, després de vuit anys i molts canvisd'uns i d'altres governants veig com aquell carrer tranquil i silenciós s'ha convertit en una autopista,cotxes, motos, camions...No podem sortir tranquil·lament de casa ja que potser ve un camió per la vorera o un cotxeque es descontrola i entra gairebé fins dins ca nostra... Un dels meus fills ara te vuit anys i comença a fer enviats tot sol però sempre l'he d'acompanyar fins la porta, obrir-la jo, mirar si venen cotxes per damunt la vorera i sobretot li demano que vagi aferrat a la paret finsel pas de vianants no sigui que li donin un cop amb tants cotxes i tanta velocitat, tema que no s'ha controlatgens per la Policia i que agreuja molt més el perill de patir un disgust. A veure senyors! Aquest carrer no està preparat per suportar tant volum de tràfic; per favor,reflexionin i torni'ns la tranquil·litat i l'orgull de viure al carrer Sant Josep.
Mónica Díaz Monteil
Maó