Una carta triste: El ninguneo a la ciudadanía
Sirvan unos ejemplos para escenificar el anunciado título de esta carta, el desdén de la banca ante la presión social a causa de clamorosos e injustos desahucios, su hostil reticencia para el fluir de los créditos o la sordera interesada por parte de una mayoría de políticos ante las demandas sociales.
Si la indignación es un sentimiento de intenso enfado provocado por un acto injusto, perjudicial u ofensivo, los ciudadanos españoles, actualmente, tenemos sobradas razones para estarlo por cada uno de esos motivos.Si la población señala con el dedo a la banca y a la clase política en general, como los causantes de esa indignación, es sin duda, porque sus actos u omisiones han provocado reiteradamente, actos injustos, perjudiciales u ofensivos a la población.
El intentar ningunear esa indignación, como reiteradamente estamos viviendo, es condenar a la sociedad al desespero y a la enfermedad. El ciudadano con instinto de supervivencia se rebela, manifiesta, y clama. Por ello el ninguneo, a la corta o a la larga, está condenado al más estrepitoso fracaso. De lo contrario, una sociedad sin capacidad de acción ni reacción, sería por ende, una sociedad sin motivación ni para votar, ni para consumir. Una sociedad en fin, que en nada beneficiaría al sistema político y económico establecido, del que los "ninguneadores" ahora forman parte.
Conlleva este sentimiento de indignación generalizado, que en mayor o menor medida todos percibimos, un segundo sentimiento, el de la tristeza. La tristeza por la pérdida, la decepción y el sufrimiento que estamos padeciendo.
Indignación y tristeza, no son buenos compañeros de viaje para el empeño de ningún gobierno, ni de ninguna economía que pretende revertir la situación, sin atender primero las causas que la originan. Para entendernos popularmente, sería como querer empezar la casa por el tejado. Su construcción, resultaría imposible. Lamentablemente la arrogancia, la codicia y los intereses ocultos impiden todavía hoy en día a bancos y políticos construir desde los cimientos, que dicta todo sentido común, para que la indignación y la tristeza se transformen en esperanza y entusiasmo.
La mezquindad, como el engaño, nunca proporciona un final feliz. Si políticos y bancos no acometen sus responsabilidades en la manera que la gente demanda, la tristeza social, con el tiempo se puede convertir en depresión. Y, en esas desgraciadas circunstancias, como todos sabemos, el simbólico suicidio de ciertas actitudes que conforman nuestra sociedad es posible y nada deseable.
Jordi Viola Giner
Alaior
8.151,15 gracias
Sirvan estas líneas para hacer un pequeño balance de la tercera edición del calendario benéfico pro-ASPANOB que han organizado los bomberos del Aeropuerto de Menorca.Si empezamos, dejando de lado lo tangible, hemos conseguido varias cosas. El placer de contribuir a una buena causa en unos momentos difíciles para todos, ver con agrado que en nuestra sociedad egoísta e individualista todavía hay puertas que se abren cuando se trata de ayudar a los más desfavorecidos y, sobre todo, la satisfacción de haber compartido unos momentos inolvidables con un grupo de personas que son un ejemplo de superación.Si nos ceñimos a lo meramente material, tras poner a la venta 1.075 calendarios hemos conseguido un beneficio neto para la asociación de 8.151,15 euros, con unos ingresos entre sponsors y venta de calendarios de 11.064,40 euros y unos gastos de 2.913,25 euros (que corresponden únicamente a la impresión de los calendarios).
En este apartado no podemos dejar de agradecer a todos los que han contribuido a que este proyecto haya sido posible, empezando por los photobloggers de Menorca que fueron los artífices de las magníficas fotografías que lo ilustran, siguiendo por los sponsors que aportaron la financiación inicial y son parte importante del resultado positivo final, Estudio Tecnográfico, que siempre puso facilidades a la hora de maquetar, imprimir e incluso a la hora de cobrar por su trabajo, a los responsables de todos los puntos de venta que colaboraron altruistamente y, por último, a todos los menorquines que con su compra solidaria son los verdaderos responsables del éxito final.
A todos, muchas gracias.
Bomberos del Aeropuerto
de Menorca