En defensa de nuestra correctiva y de nuestro monitor
Somos un grupo de natación correctiva que se imparte en la piscina municipal de Ciutadella, y como cada año por estas fechas, hemos dado por finalizada la temporada. Pero esta vez ha sido muy diferente, nos hemos despedido con la tristeza de que el 3 de julio se cierra la piscina municipal por falta de empresa que la gestione, y con la incertidumbre de no saber que pasará ahora.
No es nuestro deseo buscar motivos ni culpables de la situación actual de la piscina municipal, tan solo queremos hacer constatar nuestra situación. Nuestro grupo está formado por 8 personas jóvenes, i no tan jóvenes, todas ellas con problemas físicos, fibromialgia, reumatitis inflamatoria, hernias, prótesis....algunas de ellas con 10 y 12 años asistiendo a estas clases de natación, mejor dicho, a estas sesiones de rehabilitación. Para nosotros, el que la piscina siga funcionando, es una cuestión de salud.Como usuarios de la piscina, y en especial, como usuarios de la natación correctiva, pedimos encarecidamente al gobierno del Ayuntamiento de Ciutadella que considere prioritario buscar soluciones ya.
Por otro lado, no podemos olvidar al otro colectivo afectado en esta situación, los trabajadores de la piscina, nuestros monitores, grandes profesionales todos, en especial, a Oscar, nuestro monitor, veterano ya en el buen servicio a la empresa, un amigo para del grupo. Nos consta que ya hace varios meses que no cobran, han visto como su futuro laboral se volvía incierto, y aún así, han estado al pie del cañón, siguiendo con sus clases, con su buen hacer, y su sonrisa en los labios hasta el final.
Esperando que desde el Ayuntamiento se tomen las medidas necesarias para que la piscina municipal siga funcionando como hasta ahora, solo nos queda decir: muchas gracias a todos, muchas gracias, Oscar, y hasta pronto.
Sisca Taltavull/ Mª Jesús Riera/ Ana Vidal/Paco Martínez/ Mari Llabrés/ Mariana Capó/ Nenso Gener/ Sión Mascaró
Ciutadella, Ferreries, Fornells
La xocolata del lloro
A propòsit dels emprenedors, ara que el tema està de moda.Perquè una persona es transformi amb un emprenedor, el primer que necessita es veure clar i possible el seu projecte. De entrada, els bancs quasi no donen crèdits. Mal començam amb la possibilitat.Espanya, és el país de Europa on la dèria de legislar és més gran. Hi ha moltes i complexes normes en els diferents àmbits, i masses tècnics amb dret a opinar i dir la seva. L'Administració és víctima del seu propi embolic. Mal seguim amb la claretat.
A l'illa del no i no, se sap que el laberint normatiu i el zel entre organismes competents és un trenca closques, un mal de cap, un fre, i una invitació permanent a fer fugir per cames a tot ben intencionat emprenedor o inversor. Mal continuam.
Un bon legislador és aquell capaç de redactar lleis clares i senzilles, fer divulgació de les mateixes i posar-les a l'abast de tothom. L'excés de regulació, l'opacitat, la densitat i complexitat de les normes no ajuden amb res, si no es a l'immobilisme, i requereix convertir-se prèviament en un expert en legislació, per evitar conseqüències nefastes i multes administratives. Al mig d'aquesta guerra del funcionariat competent es troba el pobre ciutadà, ara abduït per la idea, o necessitat, de què ha de ser emprenedor. Però les normatives laborals, fiscals, per no dir aquelles en matèria urbanística, són tan poc àgils i operatives, que sens dubte, són apropiades per filosofar sobre l'origen del bé i del mal i les seves circumstàncies, però de poc serveixen a la pràctica per dinamitzar l'economia en una comunitat. Després del filtre administratiu, possiblement, la teva proposta no la reconegui ni la mare que la va parir. No és estrany que la gent perdi la paciència.
A l'emprenedor de peu se li demana capacitat de ser previsor, valent i clarivident davant un futur incert on ni el mateix govern s'aclareix. A complir i entendre unes normatives enrevessades condicionades per un altre posterior, subordinades a una anterior i etc.. Per rematar el pastís, li demanem que triomfi i aixequi el país, en un context de crisi, pocs diners, menys confiança, i una àvida impositiva del 21%.
Idó, la xocolata del lloro.
A Menorca, possibles emprenedors n'hi ha molts, però no m'estranya gens, que no tinguin ganes d'emprendre res. Estan aterrits. Encara que la fam fa miracles. Mentres tant ens podem refrescar durant l'estiu, lliguin les iniciatives idealistes foranes de Varsavsky i Smolensky. Gràcies. Menys, donar una pedra.
Jordi Viola Giner
Alaior
Cuestión de becas
Si se analizara el acoso que sufre el ministro Wert por parte de sectas pedagógicas diversas y sectores políticos y sociales de ideología contraria a la que inspira la nueva ley de educación, que al considerar el área educativa como de su propiedad exclusiva quisieran seguir manipulándola aunque ahora fuera solo con la conocida y practicada táctica de cambiar algo para que nada cambie, veríamos que al carecer de argumentos consistentes para rechazar la nueva ley recurren, sin sonrojarse, a la demagogia, a la mentira y hasta al insulto personal más zafio.
Concretamente, cualquier reflexión sobre el nuevo decreto de becas universitarias debe tener en cuenta, en mi opinión, el hecho de que absolutamente todos los estudiantes en universidades públicas españolas tienen beca, independientemente de sus posibilidades económicas. Y esto es así porque de los 9.000 euros/curso que cuestan los estudios de cada uno de estos alumnos, la sociedad, vía impuestos, aporta alrededor del 80% (7.200 euros) y el alumno el 20% restante (1.800 euros). Es decir, con los impuestos de los ciudadanos se subvenciona buena parte del costo de estos estudios tanto a alumnos cuya capacidad económica desahogada les permitiría pagárselos íntegramente como a los que carecen de medios económicos suficientes y que, atendiendo al principio de igualdad de oportunidades, la sociedad debe ayudar.
Por otra parte, debe considerarse también que la sociedad hace esta inversión no a fondo perdido sino que espera recibir más adelante, cuando estos alumnos se titulen, el beneficio de recursos humanos de alta competencia profesional que participen y ayuden a su desarrollo. (Lo que ahora no ocurre, pues muchos titulados superiores al no encontrar trabajo en España tienen que emigrar a otros países dando allí su fruto. Es otra de las consecuencias de la disparatada política económica del Sr. Zapatero). Y como, además, la formación universitaria es una etapa no obligatoria de la enseñanza a la que deberían acceder solo los alumnos que mostraran dos condiciones: una capacidad intelectual suficiente y una necesaria voluntad de sacrificio y esfuerzo, con total independencia de sus recursos económicos, el principio de igualdad de oportunidades mencionado señala la obligación del Estado a ayudar a los estudiantes pobres que muestren las condiciones imprescindibles citadas. Y es ahí donde surge el problema, pues ¿cómo puede demostrar un alumno de nivel económico insuficiente estas cualidades que le hacen merecedor de ayuda si no es a través de sus calificaciones? De ahí que una nota de un 5 o un 5'5 no sean prueba suficiente de sus capacidades para hacerle acreedor a la ayuda de la sociedad y sean necesarias calificaciones más altas.
Que la calificación mínima para optar a una beca sea un 6'5 o un 6 o un 7 o un 8, puede ser motivo de discrepancia. Lo importante, lo determinante, es que solo reciban ayuda los alumnos que lo merezcan y que el gobierno cumpla con su obligación de vigilar para que el dinero público se gaste de manera eficiente y no lo despilfarre de manera populista en alumnos que, aunque de nivel económico bajo, no cumplen los requisitos de capacidad y voluntad de esfuerzo mencionados y que, como bien dijo el ministro, deberían plantearse orientar su futuro en otra dirección. Con ello, además, se rompería la cultura de la subvención inmerecida por parte de papá estado que, entre otras cosas, es la que nos ha llevado a la situación en que nos encontramos, y se daría valor y prestigio a la cultura del trabajo y del esfuerzo. Si un alumno capacitado de ESO, viendo cómo funcionaban las cosas y en base a su experiencia, se acogía a la ley del mínimo esfuerzo consagrada por la Logse y las sucesivas leyes socialistas, y se decía: "¿por qué me voy a esforzar si aunque merezca suspender me van a aprobar igual, o aunque suspenda tres o cuatro asignaturas voy a promocionar de curso igual?"
Ahora, un alumno universitario que aspire a ser becado podría acogerse a la misma filosofía y decirse: "¿por qué me voy a esforzar si con que saque un cinco o un cinco y medio ya me van a dar la beca?" Si esto sucediera, ¿en qué quedaría entonces la pregonada exigencia de esfuerzo, rigor y sacrificio? En nada, en agua de borrajas. En mi opinión, si el ministro Wert no valora la legitimidad democrática que le da la mayoría absoluta conseguida en las últimas elecciones para seguir adelante, y cede a las presiones y recula en sus proyectos reformadores, además de ser una nueva decepción para los votantes del PP que dieron su confianza a este gobierno para que arreglara las cosas, la enseñanza universitaria seguirá más o menos igual, nuestras universidades seguirán siendo mediocres y ninguna de ellas figurará entre las 200 mejores del mundo, como sucede ahora, y se habrá perdido una buena oportunidad de comenzar a regenerar la enseñanza universitaria.
Jaume Llabrés Casasnovas
Ciutadella