Marc Pons siempre será perseguido por el estigma de haber sido el peor presidente del Consell Insular de Menorca. Y no es para menos. Su gestión al frente de esta institución está plagada de errores, omisiones y negligencias.
Todavía me acuerdo en los plenos del Consell cómo, a imitación del inolvidable Zapatero, negaba la crisis. Incluso evitaba esa terrible palabra y utilizaba sustitutivos y eufemismos como desaceleración, reducción de la actividad, etc. Ese empecinamiento en no reconocer la crisis fue nefasto para todos ya que no se tomaron las medidas a tiempo para minimizar sus efectos y Menorca se hundió en la miseria.
Y mientras los menorquines se empobrecían, el Consell insular seguía gastando más de lo que la prudencia aconsejaba. Todos los ejercicios económicos durante la presidencia de Marc Pons se cerraron en números rojos, nunca se cumplió con el objetivo de estabilidad presupuestaria y la deuda aumentó hasta límites insostenibles.
Aparte de la mala gestión ordinaria del día a día, que dejó al borde del cierre a la "Fundació Destí" o la "Fundació de persones amb discapacitat", la presidencia de Marc Pons en el Consell se recordará por haber hurtado a todos los menorquines muchos millones de euros.
Hemos de recordar que Marc Pons fue incapaz de reclamar el dinero de las inversiones estatutarias que el Govern Antich desvió a gasto corriente. Me refiero a los 5 millones que iban destinados al Parc bit de Alaior y los 7 millones para s'Enclusa de Ferreries. El Govern Antich recibió el dinero y se lo gastó en otros menesteres mientras Marc Pons, por desidia o por garantizarse un puesto de salida en las listas, no tuvo el coraje de exigirlo. Su prioridad, quedó clara, no eran los ciudadanos sino la silla.
Otro fracaso fue la incapacidad de negociar un nuevo modelo de financiación de los consells. Una incapacidad que finalmente se plasmó en la aprobación de unas "bestretes" que suponían una aportación adicional de 3 millones para Menorca en el año 2008 y 2009 y 4,5 millones en 2010 y 2011. Sin embargo, de estas "bestretes" sólo se pagaron las de 2008 y 2009. Y las de 2009 se pagaron en 2011, dos días después de perder las elecciones, mientras que las de 2010 y 2011 no se cobraron y Marc Pons, otra vez, tampoco las supo, o no las quiso, reclamar. Y así, Menorca dejó de recibir un dinero tan necesario como justo.
Entre las inversiones estatutarias que no llegaron y las "bestretes" que tampoco se transfirieron, Menorca dejó de recibir, por la negligencia de Marc Pons, un total de 21 millones de euros. Si a esto le añadimos lo que tendremos que pagar por el Caso Cesgarden, queda claro que los gobiernos socialistas que hemos sufrido en el Consell de Menorca han sido muy nocivos para los menorquines. Un cúmulo de despropósitos que nos han costado un ojo de la cara.
Afortunadamente, los ciudadanos pusieron en su sitio a Marc Pons y lo premiaron con una sonora derrota en las urnas en las elecciones de 2011. Marc Pons obtuvo los peores resultados imaginables y pasaron de seis consellers a sólo cuatro. Los ciudadanos le dieron, y de qué manera, la espalda.
Poco después, una vez perdido el Consell, Marc Pons quiso mantenerse en la secretaría general del PSOE. También fracasó. Perdió ante Vicenç Tur. Sus propios afiliados también le dieron la espalda. Tanto es así, que incluso votaron en contra de su informe de gestión, algo insólito en cualquier partido político.
En definitiva, se le han ido sucediendo los fracasos, tanto a nivel de partido, como derivados de sus años al frente del Consell. Su mala gestión, su desidia y su inoperancia le han arrinconado en su partido, pero sobretodo, y lo que es peor, nos han hecho perder 21 millones de euros a todos los ciudadanos de Menorca. En su caso, cualquiera, con un mínimo de decencia, se hubiera ido a su casa, sin embargo Marc Pons sigue en su escaño dando lecciones y exigiendo a los demás lo que él fue incapaz de hacer. Pero Menorca ya lo conoce y los suyos también y ya no se van a dejar engañar nunca más por él.