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Carta de los lectores

Menorca: el otro bloqueo

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Mucho se está hablando últimamente del inexistente bloqueo de Cuba por parte de USA. Digo inexistente porque Cuba no es una isla sitiada a la que USA ha impedido comerciar con cualquier país del mundo, sino que simplemente el Gobierno de Estados Unidos prohibió a las empresas, ciudadanos y Administraciones Públicas de USA mantener relaciones comerciales con Cuba, pero Cuba puede comerciar con cualquier otro país del mundo.

En cambio, muy poco se habla del bloqueo al que están sometidos los ciudadanos de Menorca, quienes tenemos prohibido el poder disponer de nuestras propiedades y comerciar libremente. Las oligarquías extractivas con el Régimen del 78 han ido expropiando a las personas dos de los tres derechos naturales fundamentales (propiedad y libertad, el tercero sería el derecho a la vida).

Es vergonzoso comprobar como los patéticos entresijos burocráticos echan por tierra decenas de emprendimientos que podrían generan riqueza y puestos de trabajo. No hemos creado una sociedad regida por el imperio de la Ley sino por el imperio de las oligarquías y sus aliados. Ud. no puede realizar libremente cualquier actividad comercial: para empezar le prohibirán construir su local, o tener abierto (aunque no vaya a molestar absolutamente a nadie) en el horario que a Ud. le parezca, o sencillamente le prohibirán directamente realizar la actividad como en el caso de una farmacia, de un taxi, o cualquiera de las actividades que por Ley están monopolizadas. Si Ud. tiene disponible una habitación en su casa para alquilarla por periodos breves, intentarán prohibirle que lo haga, y prohibirán realizar su actividad libremente a empresas como Uber, Airbnb, o Google News. Todo esto se traduce no solo en menos puestos de trabajo, sino también en una sociedad sin libertad, donde el pensamiento único es el nuevo Dios al que todos han de adorar sino quieren ser quemados en el infierno burocrático.

Por otra parte, para los afortunados (?) que consiguen superar toda esa maraña burocrática, la cosa no acaba ahí: cientos de normas de la Administración Central, Autonómica y Local entorpecerán su lícito propósito, y para rematar la faena le expropiarán una parte importante de la riqueza generada. Prácticamente la mitad del coste laboral de cualquier empleado lo absorbe Hacienda, la Seguridad Social y costes derivados de normativas (municipales, autonómicas o de Seguridad y Salud). A quién puede extrañar que casi nadie quiera ser empresario.
Curiosamente menorquines y cubanos estamos sometidos a idénticos bloqueos, pero de estos bloqueos nunca se hablará en IB3, una de las televisiones del régimen, a la que estamos obligados a financiar.

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