«Cien gaviotas dónde irán» grabaron y cantaron los Ducan Dhu allá por el año 1986, y fue una de las canciones más emblemáticas del pop español. Centenares de gaviotas paseó Diego Vasallo por todos sus conciertos y giras. Más de cien países, concretamente 195 de todo el mundo ya han ratificado la Convención sobre Derechos del Niño (CDN), centenares de niños y niñas han retornado a las aulas del cole de la escuela o institutos después de sus vacaciones. Sin embargo y a pesar de ser el tratado más ratificado de la historia y a pesar de que su Art. 28 literalmente dice: «Todo niño tiene derecho a la educación y es obligación del Estado asegurar por lo menos la educación primaria gratuita y obligatoria. La aplicación de la disciplina escolar deberá respetar la dignidad del niño en cuanto persona humana» nos encontramos hoy y aquí, que más de 57 millones de niños y niñas de todo el mundo no van, ni van a ir hoy ni mañana a ninguna escuela a que los docentes les enseñen los pilares de la educación básica para su desarrollo como personas, ni a que les enseñen a adquirir las aptitudes necesarias de vida saludable, ni mucho menos a aprender a asumir un papel activo coherente en sus tomas de decisiones racionales.
Nos encontramos de vuelta y vuelta, y como centenares de gaviotas que no saben a dónde ir, ni a quién acudir, muchos de estos niños y niñas van a caer en manos engañosas; de explotación laboral, de redes de venta de niños y/o prostitución, y en manos de bandos de conflictos armados sin que ni ellos mismos sepan que hacen allí, mas bien acudiendo de manera motorizada y por orden «de».
A pesar de toda esa desgracia caída en saco roto, todos los niños y niñas menores de 18 años que sí hoy pueden gozar de una educación primaria gratuita y obligatoria, de la educación secundaria obligatoria, han de aprovechar esa oportunidad que la vida les brinda, que aprovechen en cultivarse en valores y que cimienten sus pilares y aptitudes para su propio desarrollo como personas. Quizá en un futuro y con el esfuerzo de todos, los/as que no tuvieron esa oportunidad por no nacer en el mismo lugar del mundo al nuestro, pero que no son distintos, puedan agradecernos nuestro esfuerzo para ayudar a sus hijos/as a que sí obtengan una educación básica, gratuita y de calidad como la nuestra.
A esa niña y niño que hoy saldrá al recreo o al patio, vamos a dejarle que juegue, que se ría, que meriende, que se caiga y se vuelva a levantar, que riña etc... pero entre todos le debemos recordar, que no tire o abandone su bocadillo de pan en un peldaño de una escalera del patio, porque quizá como uno que tira el bocadillo traído de casa, tira su educación y tira el respeto hacia los demás. Quizá tu panecillo lo recoja alguna de esas Cien gaviotas de Ducan Dhu, quizá sí o quizá no, pero si lo recoge más de una vez querido niño, no te pares a pensar «a donde irán, a donde irán» si no que tranquilamente puedes pensar hacia dónde vas tú y tu educación que desprecias todos los días de cole que tiras el bocata y no quieres ni dejas estudiar a tus compañeros de clase, te ríes de los profesores y en definitiva te ríes de ti mismo y lo podrías remediar pero no quieres. Tu decides en que estación de tu tren, te vuelves a subir.