Un año más, las Balears se sitúan en el furgón de cola de la financiación autonómica. A ello debemos añadir los costes de la insularidad y el desgaste de las infraestructuras al ser una comunidad receptora de millones de turistas y miles de inmigrantes. Los ciudadanos y empresas de este archipiélago cumplen con sus obligaciones fiscales y aportan cuantiosos recursos a las arcas del Estado, que debería corresponder con retorno mucho más generoso.
Cada ciudadano de estas islas recibe de los Presupuestos del Estado una media de 800 euros menos al año que un ciudadano de Cantabria, mientras que las aportaciones para la solidaridad territorial suman 437 millones de euros. Los sucesivos 'governs' de Balears han reclamado al Gobierno central una mejor financiación, más recursos, pero seguimos instalados en el furgón de cola. Aumenta el riesgo de perder calidad con unos servicios públicos insostenibles e ineficaces. Es preciso unir esfuerzos y superar posiciones partidistas para conseguir una reivindicación potente en la que participen las instituciones, las fuerzas políticas y sociales, y la sociedad civil. Los senadores y diputados deben liderar esta reclamación.