La industria turística de Balears está logrando compensar los incrementos de precios derivados de la tendencia inflacionista en la economía occidental. El fin de la pandemia ha disparado la demanda y la llegada de visitantes se lleva a cabo con una aumento importante de los precios, tanto en el paquete vacacional como en el resto de la oferta complementaria; una dinámica que permite salir de las tradicionales guerras por captar clientes de último momento y con escasa capacidad de gasto. Pero conviene mantener la cautela respecto al aumento del gasto turístico, una tendencia que está condicionada a la evolución de la inflación. Los precios al alza no significan una mejora en la rentabilidad empresarial. Los costes –suministros, energía, personal, transporte, servicios- también han subido de manera notable e impactan sobre las cuentas de resultado.
La salida de mercado de la oferta marginal y a bajo precio de Balears es una buena noticia. El 2022 se perfila como un buen año turístico en términos económicos, lo que debe aprovecharse para reformular principios atávicos. Los atractivos de la Islas impulsan subidas importantes en los precios de la oferta y confirman la solidez del destino balear ante los principales países emisores. Porque la apuesta por la cantidad en número de visitantes ya no constituye sinónimo de futuro.