Estos últimos días la Guardia Civil, que tiene asignadas las competencias en el mar, y la Policía Nacional han recuperado quince cadáveres en las costas de Balears. Detrás de estas cifras hay una dura realidad: muchas de las pateras que zarpan del norte de África, la mayoría de las veces desde puertos argelinos, lo hacen en condiciones muy precarias y los naufragios cada vez son más frecuentes. Desgraciadamente, no siempre se conoce el destino de aquellos migrantes que se juegan la vida a bordo de cayucos y frágiles embarcaciones. Las tragedias en alta mar se están multiplicando en un momento en el que, además de norteafricanos, están llegando a nuestras costas subsaharianos e incluso somalíes. La Benemérita cuenta con pocos medios para controlar toda la costa del Archipiélago y realizar incursiones en mar abierto para auxiliar pateras varadas o a merced del temporal. Estas ¡peligrosas travesías por el Mediterráneo irán en aumento y el número de personas que pierden la vida en el intento también crecerá. A este drama se suma otra desgracia: muchos de los fallecidos, algunos en avanzado estado de descomposición y otros que llevan pocos días en el mar, no pueden ser identificados. De esta manera, sus familias nunca llegan a conocer el terrible final que han padecido sus seres queridos. Es otra de las caras de la migración.
La cruel realidad del naufragio de las pateras en aguas de Balears
Editorial | Menorca |