La cumbre de Alaska y la rehabilitación pública de Vladimir Putin

La cumbre de Alaska entre el presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo ruso Vladimir Putin se ha cerrado con escasos acuerdos y la sensación de que el mandatario del Kremlin ha sido rehabilitado públicamente, a pesar de que fue el, quien, en febrero de 2022, ordenó la invasión de Ucrania. Los rostros serios de Trump y Putin al final del encuentro, y sus posteriores declaraciones, rebajaron la euforia inicial y confirmaron algunos progresos, pero el conflicto ucraniano está aún lejos de su conclusión. Ahora el responsable de la Casa Blanca ya no exige un alto el fuego, como reclaman sus socios europeos y el líder ucraniano, Volodímir Zelenski, sino que se ha alineado con Putin en la exigencia de un acuerdo de paz. Es un matiz significativo, que desconcierta a las potencias del viejo continente, que siguen apoyando a Kiev y que, otra vez, se han sentido relegadas en el campo de la diplomacia. Rusia exige quedarse con la región del Donbás a cambio de congelar el frente de guerra. Lo cierto es que las tropas de Moscú llevan meses avanzando de manera lenta pero imparable, y que todo el esfuerzo brutal de Occidente no consigue detener a la maquinaria de guerra de Putin. La guerra se ha cobrado ya un millón de víctimas, entre muertos, heridos y desaparecidos, muchos de los cuales son civiles inocentes.