El inhumano bloqueo al que somete el Gobierno de Benjamin Netanyahu a Gaza desde octubre de 2023, como respuesta al salvaje ataque de Hamás con más de un millar de judíos asesinados, ha provocado ya que medio millón de gazatíes sufran una hambruna que cobra dimensiones bíblicas. La comunidad internacional se ha volcado con el pueblo palestino y exige el fin de esta tortura que afecta a la población civil. Pero el apoyo del Gobierno de Donald Trump a Netanyahu le permite ignorar las súplicas internacionales y mostrar una crueldad que debe tener consecuencias penales para el y los que le apoyan. Tel Aviv intenta aniquilar a los terroristas que masacraron a sus ciudadanos, pero es inadmisible que sean los niños, mujeres y ancianos los que padezcan la barbarie del ejército hebreo.
La mayoría de los líderes europeos condenan el bloqueo israelí de la franja de Gaza, pero es suficiente para presionar a la Casa Blanca y al Gobierno judío. La movilización internacional es la última oportunidad que le queda a los palestinos para salir del infierno en el que se hallan. Hamás debe entregar de manera inmediata los rehenes que retiene desde octubre de 2023 lo que podría conducir a un alto el fuego como fase previa a una paz consolidada. Todas estas esperanzas son lejanas. Y mientras, Gaza se muere de hambre.