Con un gran desfile militar, China lanzó un mensaje al mundo con el que cuestionó el actual orden mundial y el gobierno que ejerce Estados Unidos. Esta exhibición de músculo fue el colofón a la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai, que ha fortalecido los lazos entre el gigante asiático, Rusia, India y una veintena de países euroasiáticos. Entre todos representan a más del 40 por ciento de la población mundial. El presidente chino Xi Jinping, anfitrión del encuentro, incidió en la necesidad de abandonar la mentalidad de la Guerra Fría y reclamó unidad ante los conflictos y las disputas comerciales, en clara alusión a la política arancelaria de Trump. El líder ruso Putin escenificó su sintonía con Xi y con Modi, su homólogo indio, y cuestionó el papel de Europa para resolver la situación en Ucrania. China quiere cambiar la influencia mundial de Occidente. Su plan se ha ido tejiendo durante muchos años, apoyado sobre un escenario industrial y comercial. Los discursos y maniobras de Trump han alterado el ritmo de Pekín, que ha dado un golpe sobre la mesa y reivindica el papel del Sur Global. Es pronto para calibrar el alcance y los efectos de la cumbre de la OCS, pero China y sus aliados, en su mayoría regímenes totalitarios, han puesto las cartas sobre la mesa. Quizás Europa también debería buscar su sitio.
El nuevo orden mundial que propone China con el Sur Global
Editorial | Menorca |