La inestabilidad de Vox en Menorca, un riesgo institucional

Desde las últimas elecciones locales y autonómicas en que Vox consiguió en Menorca un diputado balear, una consellera insular y sendas concejalías en los ayuntamientos de Maó y Ciutadella, no ha dejado de encadenar crisis, una detrás de otra. De hecho, los dos representantes públicos de Vox, Xisco Cardona y Maite de Medrano ya están fuera del partido. El primero se dio de baja y la segunda fue expulsada. Ahora podría haber iniciado una nueva etapa con Santiago Barber como coordinador insular, un hombre con una buena trayectoria profesional y capaz de ordenar el partido. Sin embargo, la actitud de la dirección balear, encabezada ahora por Gabriel Le Senne, presidente del Parlament, de negarse a pagar el alquiler de la sede del partido en Maó ha sido la gota que ha colmado el vaso. Descabezada la coordinación insular y buena parte de los dirigentes locales, se ha encomendado a Pedro Marqués, volver a empezar de cero. El problema de la inestabilidad permanente de Vox es que, con su tendencia de voto nacional al alza, puede tener de nuevo un peso importante para una mayoría de gobierno conservadora. Habría que evitar que sus crisis contagien a las instituciones.