El presidente del Consell, Adolfo Vilafranca, afirma que «la desalación, por si sola, no es la solución definitiva», al requerir otras actuaciones cuando los acuíferos presentan signos de tensión, con extracciones cercanas a los máximos históricos y episodios de salinización que comprometen la calidad y la disponibilidad. Por su parte, el conseller del Mar y el Ciclo del Agua, Juan Manuel Lafuente, defiende la desalación para garantizar el suministro en cantidad y calidad e impulsar la recuperación de los acuíferos de Menorca. Cuando la Isla vive condicionada por unos recursos hídricos limitados y una climatología cada vez más irregular, la desalación y la reutilización de aguas depuradas forman parte de una política hídrica moderna, que garantice el abastecimiento a la población y el mantenimiento de la actividad económica». El Govern no puede demorar la ejecución del proyecto de conducción del agua desalada desde las instalaciones de Rafal Amagat a los depósitos de Es Caragolí, una obra presupuestada desde 2024 en seis millones de euros para inyectar agua a la red de suministro de Ciutadella y evitar la sobreexplotación de los acuíferos. Tampoco ha de retrasar la planta de tratamiento anunciada para suministrar agua desalada a los municipios de Maó, Es Castell y Sant Lluís.
Apuesta del Govern y el Consell para el agua desalada en Menorca
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