Ayer se conmemoró el cincuenta aniversario de la restauración de la Monarquía en España. El rey Felipe VI reivindicó el papel decisivo desempeñado por su padre, el rey Juan Carlos I, en la Transición y ligó la Corona a la España democrática. Durante la imposición del Toisón de Oro a la reina Sofía, Felipe González, y los padres de la Constitución Miquel Roca y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, el monarca subrayó que «este acto nos lleva a recordar un tiempo en el que España se abrió al diálogo como camino para construir la convivencia democrática.
Es muy importante hacerlo, que recordemos, porque quienes entonces éramos muy jóvenes —yo apenas tenía 7 años— vimos cómo el país empezaba a transformarse poco a poco, gracias a decisiones responsables y gestos valientes, a cesiones de unos y otros». Felipe VI reivindica «en tiempos de crispación» el espíritu del 78 «y la palabra frente al grito», en referencia al tenso momento político y social que atraviesa España por los casos de corrupción y la condena del fiscal general del Estado, por un delito de revelación de secretos. El rey recordó el papel vertebrador de la institución monárquica y la reconciliación nacional tras la muerte de Francisco Franco.