La princesa Leonor y la infanta Sofía han renunciado a la herencia de la casa señorial que Juan Ignacio Balada construyó en la plaza Don Juan de Borbón y han donado a la Fundación Hesperia sus cuotas de participación sobre este inmueble.
Una decisión que ha comunicado la Casa Real al Ayuntamiento de Ciutadella, que se ha interesado y y ha venido solicitando, desde 2021, la cesión de este edificio.
Las dos hijas de los reyes Felipe y Letizia siguen los pasos de sus padres, quienes en 2010 destinaron la parte que les correspondía del patrimonio Balada -el 50 por cien de la masa hereditaria- a la dotación de recursos de la Fundación Hesperia y declinaron utilizar la casa del inversor Balada.
Tras las renuncia de la princesa de Asturias y su hermana, una vez alcanzada la mayoría de edad, el futuro del edificio ha quedado en manos de los otros seis nietos de los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía y de la Fundación Hesperia. Constituye, ahora mismo, una incógnita la decisión que adoptarán. Sobre la mesa, dos grandes opciones: la cesión al municipio de Ciutadella, atendiendo la petición del Ayuntamiento, que debe concretar y justificar el uso que dará al inmueble; o bien la venta de la casa, que aportaría recursos a la Fundación Hesperia. El futuro de la casa de Balada es una incógnita.