El Camí de Cavalls, el recorrido de 185 kilómetros que da la vuelta a la Isla, se ha consolidado como una de las joyas más preciadas del patrimonio público y uno de los productos turísticos diferenciales, que otorga calidad al destino. 25 años después de la aprobación de la Ley del Camí de Cavalls y 15 desde que se puede completar la ruta por una senda de tiutularidad pública, estamos en un momento que conviene plantear el futuro.
El Consell, como titular de la ruta, destina recursos a su mantenimiento y se han llevado a cabo mejoras en puntos degradados o se han instalado pasarelas y escaleras. La inversión siempre será insuficiente para lo que necesita esta extensa ruta.
Una de las cuestiones es cómo conseguir incrementar los recursos económicos. Quizás debería plantearse si los usos privados deberían colaborar en ello. Los usos posibles para ofrecer servicios alrededor del camino es otro aspecto a valorar. Responder a peticiones como las del sector hípico que plantea que numerosos puntos del Camí de Cavalls no son aptos para los caballos es necesario. En definitiva, conviene pensar en el futuro que queremos para esta ruta histórica.