La cada vez mayor carga de trabajo que asumen las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en Balears evidencia su dedicación y esfuerzo. También que sus plantillas están menguadas y que las Islas no son un destino atractivo para la mayoría de policías nacionales y guardias civiles destinados al archipiélago. Los alquileres por las nubes obligan a los jóvenes agentes a compartir piso. Al mismo tiempo, el coste de la vida en Menorca se ha disparado con la cesta de la compra más alta de España.
Los sueldos, en cambio, suben de manera muy tímida y los funcionarios que deben trabajar aquí pierden poder adquisitivo, de ahí su negativa a ejercer en Balears. Las plantillas actuales están muy ajustadas o acusan la falta de personal. La única forma de conseguir que las Islas vuelvan a ser un destino apetecible para los funcionarios del Estado es aplicar pluses e incentivos económicos a los candidatos para compensar los alquileres disparatados y los precios altísimos. Y también potenciar el fichaje de agentes de aquí. Menorca y Balears, viven en gran medida del turismo, y esta industria funciona cuando la seguridad es elevada. Si cada año tenemos menos policías y guardias civiles, la balanza se desequilibrará y el nivel de seguridad del que gozamos ahora puede cambiar.