Al leer el titular de agencia que anunciaba una "ciclogénesis explosiva" para este fin de semana en España sentí un escalofrío. De entrada, no sabía muy bien a qué se refería la predicción meteorológica, pero reconozco que me inquieté y más cuando uno desconoce qué hay detrás de un fenómeno con título de película apocalíptica. Pocas bromas, me dije. Según los expertos los efectos pueden ser devastadores y similares a los de un ciclón tropical. Llevamos un invierno bastante crudo, tanto a nivel local como internacional, con unas fuerzas de la naturaleza desbocadas que han causado no pocas tragedias. Cuando la nieve, la lluvia o el viento se desbordan resurge la fragilidad humana bajo la bóveda celeste.
Nuestra civilización ha alcanzado unos niveles científicos y tecnológicos altísimos. Pero todo este imperio se tambalea al oscurecerse el cielo y, entonces, nos envuelven los mismos temores que a nuestros primos-hermanos de hace miles de años.
Esperemos que este temporal no sea tan explosivo y por si acaso, mucha precaución.